Veredas livianas

Noelia Santos

nsgemez@eldiadecordoba.com

No somos Juan Carlos Aragón

La banda sonora, la letra incisiva, el pasodoble que siempre sale a flote, el estribillo pintado en la retina

A lo mejor no nos ayudaste a luchar más, pero sí a luchar más bonito. A enarbolar la bandera de tu poesía y esperar que se nos ocurriera algo al menos la mitad de decente de lo que tú pregonabas. Te usé en las declaraciones a mi primer amor, en dos de cada tres botellones, en la construcción de la identidad que ya no tambalea, Juan Carlos, porque tú le pusiste cimientos de poesía.

Cádiz tomó forma en mi cabeza llenándome el pecho y la barriga con lo tuyo, y yo no había pisado tierra santa, capitán, pero yo ya sabía quererla. El carnaval se hizo fuerte en los oídos con Los condenaos y yo no me había quitado aún el uniforme. La Andalucía que quise y quiero y querré tiene tu tinta marcando el costado y me mantiene firme acompasarla con el trío de tus últimas comparsas (vaya últimas comparsas, cabrón).

La banda sonora, la letra incisiva, el pasodoble que siempre sale a flote, el estribillo pintado en la retina de mis amigas cuando nos comimos y nos bebimos el Manteca. El derroteo, Juan Carlos, que nos conocemos y todos los años no se pueden sacar Los parias (y eso que a mí me gustaron Los príncipes).

Porque conseguiste sumar almas a una fiesta que solo es tuya y solo es de Cádiz y el patrimonio mundial para quien lo pague y el patrimonio carnavalero para quien lo mame.

Porque son muchas cosas, capitán, muchísimas las cosas empapadas de tu veneno. Soy yo gastando Las Ruinas, Irene cantando tu Credo, Eloy con Araka, Silvia compartiendo la pasión tardía y Elena siendo enciclopedia. Capitán, el veneno estaba corriendo conmigo cuando iba a enseñarles a mis padres Un amigo es un amigo, cuando cantaba en la ducha Las noches de bohemia porque sabía que ella me estaba escuchando o cuando le compré el disco de La Gaditaníssima pensando únicamente en el pasodoble a la alegría.

Todo es menos rebelde si faltas, y ahora, más que nunca, la rebeldía es necesaria. Juan Carlos, esto se está quedando gris. Intentaremos sofocarlo con el cajón flamenco de la presentación en El Golfo de Cádiz, el pasodoble infinito de Los Inmortales, la percusión del final del popurrí de Araka la Kana, la paradita en Los Millonarios o el estribillo de Los Yesterday. Lo intentaremos, pero no te aseguro que lo consigamos. Nosotros no somos Juan Carlos Aragón y nunca lo seremos.

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