Tomates y calabazas

Lourdes Chaparro

lchaparro@eldiadecordoba.com

Chanel

Lo que no se puede tolerar es la campaña de odio y el linchamiento que ha recibido esta joven en redes sociales

Chanel es sinónimo de elegancia parisina y casi mundial. Sí la gran Coco Chanel, la misma que fundó una marca de alta costura francesa y es una de las diseñadoras más reconocidas de la historia de la moda en todo el mundo. Sin ella, el archiconocido y plagiado traje sastre femenino de tweed ribeteado nunca hubiera existido. Ni ese, ni ningún otro, ni tampoco del resto de sus creaciones que son eternas, que rezuman elegancia y cuyo corte es casi perfecto.

En el otro lado se encuentra la cantante que tiene este mismo nombre en España -el sentido de la elegancia es tan sutil- y que nos va a representar en Eurovisión, ese festival que lo mismo levanta pasiones que odios entre compañeros y el aplauso sinfín de sus incondicionales.

Me declaro, a mi manera, fan de este festival, una cita con la música que ha visto en su evolución el deterioro de su esencia principal y en el que ahora vale todo para gloria de sus máximos seguidores que se declaran eurofans, grupo, por cierto, del que no formo parte.

Como ejemplo, España, que no deja de acumular derrota tras derrota año tras año para mayor sufrimiento de audiencia que se desinfla y en el que hemos llegado a presentar hasta Rodolfo Chikilicuatre para disgusto de los más puristas, pero con el respaldo de la votación popular, que ahora no nos acordamos. En los últimos años, nuestra candidatura no ha logrado ni entrar en el top diez, bueno sí, por debajo, pero no ha conseguido ni un maldito 12. Años en los que más bien ha parecido que íbamos porque no nos quedaba más remedio, a pesar de que nos cuesta unos miles de euros, que son a fondo perdido, las cosas como son.

Pues la elección de esta artista, como no podía ser de otra manera, no ha estado exenta de polémica, aunque los datos son claros como el agua. El público no ha respaldado su trabajada puesta en escena y se decantó mayoritariamente por los imponentes sonidos gallegos. Pero nada, el jurado de expertos ha hablado claro. A pesar de todo, lo que no se puede tolerar es la campaña de odio y el linchamiento que ha recibido esta joven en redes sociales -las ha tenido que cerrar- y considero que alguien debería haber levantado la voz para pararlo en lugar de llevar la situación hasta el Congreso de los Diputados y enturbiarlo con la política; eso tampoco es elegante. Así que Chanel, nos disguste, nos maraville o, realmente, nos dé igual, será quien tenga que representar a España el próximo mes de mayo en Turín, por si no queda claro aún.

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