Cultura

El motor de la ciudad global

  • La importancia de la participación ciudadana en los proyectos urbanísticos centró la mesa redonda que inauguró ayer el segundo día de la Conferencia Europea

La jornada de ayer en la II Conferencia Europea La invención de las ciudades fue inaugurada con una mesa redonda en la que participaron los arquitectos Zaida Muxí, Enrique Sobejano, Jacinta Ortiz, Manuel Delgado y David Harvey, además del colectivo Creadores Invisibles. Las variaciones que conlleva el fenómeno de la globalización en las ciudades fue el tema principal sobre el que giró la sesión; "el cambio de escala que supone formar parte de una ciudad mundial y cómo se está produciendo", explicó Jacinta Ortiz, arquitecta y vocal de la Junta de Gobierno del Colegio de Arquitectos de Córdoba.

La jornada intentó dejar en claro que el urbanismo es la forma de conseguir la máxima rentabilidad en el contexto del mundo globalizado y que los proyectos arquitectónicos no tienen en cuenta a la ciudadanía. "Hay que basarse en la experiencia personal de los ciudadanos, simplemente se trata de pasear por la calle para reorganizar el espacio público", aseguró Zaida Muxí. La urbanista se refirió a la contradicción del espacio público como un lugar que debe ser para el uso de todos los ciudadanos pero a la vez sólo tienen derecho a utilizar unos pocos.

Muxí puso como ejemplo a los músicos callejeros, que tienen prohibido ocupar este espacio urbano, mientras que las empresas que se anuncian y montan carpas para publicitarse sí lo tienen permitido porque pagan a las instituciones por el terreno que van a ocupar. Por este motivo, "el espacio no es público sino que lo tienen unos pocos", concluyó.

Las grandes ciudades incluso cuelgan en sus plazas las normas que los ciudadanos deben seguir en ellas, como es el caso de la plaza Sony de Berlín. "Barcelona empieza a hacer lo mismo", explicó.

En las ciudades falta diversidad en las propuestas urbanísticas porque no se acercan "a la escala del peatón", ya que en el espacio público hay gente que tiene más poder y otras personas que no cuentan en este proyecto público, por lo que "tenemos que pensar que la participación es fundamental en el urbanismo", aseveró Muxí.

Por otra parte, la arquitecta se refirió al proceso de deslocalización urbanística que se está llevando a cabo en la actualidad, que consiste en la inversión "en terrenos que están en zonas peligrosas o alejados, en el Tercer Mundo, porque hay menos control social, político, y menos derechos". "El mundo de la globalización ha hecho que se abran fronteras para el dinero global", aseguró Muxí. Este desplazamiento hace que se generen problemas en las ciudades a las que llegan estas construcciones porque la población las abandona para irse a las zonas nuevas.

Las multinacionales son las primeras entidades que contribuyen a este fenómeno. "Hay mercancías que han dejado de producirse aquí y ahora se hacen en China o en la India, generando con ello esclavitud en esos países y paro en el nuestro", explica Muxí, para añadir que de esta manera las ciudades a las que llegan las nuevas construcciones "van olvidando su historia".

Seguidamente, Enrique Sobejano criticó que en el origen de toda modificación de la ciudad hay una cuestión económica, política y especulativa. "El espacio público acaba haciéndose con arquitectura", explicó Sobejano, pero "ésta se encuentra al final de una serie de decisiones previas"; por lo tanto, los arquitectos sólo materializan la idea. Al final la imagen de la ciudad se devalúa y ésta queda inconexa por los cambios que se realizan en ella. Y todo ello sin la opinión de los habitantes de estos espacios, porque "en España no existe tradición de consultar a los ciudadanos sobre urbanismo", concluyó el arquitecto.

Por su parte, Jacinta Ortiz se centró en Córdoba para explicar que "los grandes debates urbanos que hay ahora en la ciudad, como el Palacio de Congresos y los edificios en altura, responden a ese fenómeno del cambio de escala de la ciudad global".

Para finalizar, el colectivo Creadores Invisibles reivindicó la construcción de una ciudad en la que "la ciudadanía no sólo sea usuario, sino que participe". Por eso una de las misiones de este grupo es "criticar un presente sintético que se está inventando en y para esta ciudad", afirmó Jorge Carmona, miembro del colectivo.

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