Cultura

Tras los huesos de Cervantes

  • El próximo lunes se inician los trabajos de búsqueda de los restos del escritor en el convento de San Ildefonso de Madrid.

Buscar los restos óseos de Miguel de Cervantes y comprobar que son los del escritor costaría unos 100.000 euros. El proceso no pretende demorarse durante años, sino que se llevará a cabo "a lo largo de 2014", y no se emplearán técnicas de identificación por ADN ya que, además de costosas y largas, en este caso concreto podrían no dar el resultado esperado.

Así lo han explicado los tres expertos que desde el próximo lunes se pondrán manos a la obra para buscar en el madrileño convento de San Ildefonso, de la orden de las Trinitarias, en pleno barrio de Las Letras, los restos óseos del padre de la novela moderna. La primera fase será la protagonizada por el investigador y cabeza visible de la empresa Falcon, Luis Avial, que usará el georradar para crear una imagen de las cavidades de la iglesia y de los restos que allí se encuentran.

Se trabajará en la zona que no es de clausura y con técnicas que no resulten invasivas, teniendo como base la documentación histórica que refleja la hipótesis de que el escritor fue enterrado  el 23 de abril de 1616 en el convento de San Ildefonso, situado entre las calles Lope de Vega y Huertas, vecino a su casa, en la calle León, y que los restos nunca salieron de él.

Esa primera fase, apoyada por el Ayuntamiento de Madrid con una inversión de 12.000 euros, será seguida por una segunda, capitaneada por el antropólogo forense Francisco Etxeberría, que llevaría a cabo las excavaciones arqueológicas necesarias. La siguiente fase sería la de análisis de restos y constatación histórica, de la mano del historiador Fernando Prado. En esta última colaborarán la Universidad del País Vasco y la Complutense de Madrid.

Ante una enorme expectación mediática, con prensa internacional procedente de Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Alemania o Turquía, los tres expertos han detallado este viernes que en esta primera fase se trata de localizar en el subsuelo de la iglesia los restos de un varón, de unos 70 años y de unas características muy concretas: el manco de Lepanto no era manco realmente, sino que se quedó con una mano atrofiada, sin amputación traumática, a resultas de la batalla de 1571, donde también sufrió serias heridas en el pecho y cuyas señales deberán aparecer en el esqueleto. El propio Cervantes se describió como "cargado de espaldas", es decir, con una posible artrosis, "de nariz curva y con sólo seis dientes" poco antes de morir, lo que llevaría a los investigadores a tratar de identificar un cuerpo prácticamente desdentado.

No está previsto el análisis de ADN porque no podrían compararlo con nadie. Y es que el procedimiento científico más seguro es el del ADN mitocondríaco, pero sólo se puede llevar a cabo con descendientes femeninas y no es el caso. Cervantes tuvo un hijo con una mujer de Nápoles, de nombre Promontorio, que murió en el ejército sin descendencia. Su hija Isabel dio a luz a una niña que también murió.

Cervantes tuvo hermanas: unas, monjas de clausura, y otras, "casquivanas no, lo siguiente", según el historiador, pero sin hijos. Sí tuvo descendencia el hermano del escritor, Rodrigo. Se sabe que esta estirpe ha llegado hasta hoy en día y que viven en Madrid pero, tras 400 años, el ADN está muy mezclado y sólo resultaría viable el análisis mitocondríaco aunque únicamente se podría hacer con mujeres, no siendo el caso.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios