Desmadrado pedestal para Jennifer Lawrence

DIE MY LOVE | CRÍTICA

La actriz Jennifer Lawrence encabeza el reparto.
La actriz Jennifer Lawrence encabeza el reparto. / D. S.

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(*) 'Dye my love'. Thriller dramático. Estados Unidos. 2025. 118 min. Dirección: Lynne Ramsay. Guion: Lynne Ramsay, Enda Walsh, Alice Birch. Libro: Ariana Harwicz. Fotografía: Seamus McGarvey. Música: Raife Burchell, Lynne Ramsay, George Vjestica. Intérpretes: Jennifer Lawrence, Robert Pattinson, Lakeith Stanfield, Sissy Spacek, Nick Nolte.

En 2012 la escritora argentina Ariana Harwicz publicó Mátame, amor, que, con las posteriores La débil mental (2014) y Precoz (2015), conformaría su Trilogía de la pasión (Anagrama). Su éxito de crítica, su originalidad estilística y su descarnada radicalidad dramática hicieron que, tras su traducción al inglés, Scorsese se interesara por ella y ahora produzca, junto a Jennifer Lawrence entre otros, la adaptación de la primera de estas novelas. El guión lo han escrito la directora, Lynne Ramsay, Enda Walsh (Hunger, Chatroom, Weightless, Small Things Like These) y Alice Birch (Lady Macbeth, Primavera en Beechwood, El prodigio, El final del que partimos), compartiendo los dos últimos un marcado gusto por la aspereza trágica que coincide con el universo creativo de la directora.

Un trabajo difícil, dadas las características de la novela, que vuelca un contenido desgarradoramente doloroso en un estilo exasperado. Desgajar argumento y estilo siempre es difícil en las novelas en las que lo que tradicionalmente se llamaba fondo y forma se funden creando una realidad que va mucho más allá de la linealidad narrativa. Ser fiel a un texto difícil y complejo requiere reescribirlo por completo, incluso alterándolo, para que lo sustancial de él cobre una nueva vida en un medio, el cine, por completo distinto. Desafortunadamente lo que se ha hecho es adaptar personajes y situaciones de la novela a la narración lineal cinematográfica esperando, parece, que el tratamiento histérico hasta lo histriónico lo aproxime a la crudeza introspectiva y la fuerza de la escritura de la novela.

La ha dirigido con su característica -y cada vez más excesiva- intensidad dramático-visual rayana en la desmesura esteticista de la fealdad y el dolor la guionista y directora escocesa Lynne Ramsay, especializada en llevar al cine obras duras como El viaje de Morvern de Alan Warner, Tenemos que hablar de Kevin de Lionel Shriver o En realidad nunca estuviste aquí de Jonathan Ames, cosechando siempre excelentes críticas y nutridos aplausos en festivales, Cannes sobre todo, donde esta cineasta ha presentado sus películas y al que, agradecida, ha dedicado su documental Cannes Uncut. Un bagaje que debió convencer a Scorsese y Lawrence de ser el nombre ideal para adaptar, como coguionista, y filmar, como directora, la novela de Ariana Harwicz.

El resultado es una obra desequilibrada en todos los sentidos de la palabra. Tanto en lo que a su destructiva y autodestructiva protagonista se refiere como al estilo enfático de su puesta en imagen o la interpretación -digna de los tópicos de entregarse del todo o abrirse en canal- de Jennifer Lawrence, protagonista casi absoluta y omnipresente rodeada por un buen reparto de jóvenes (Robert Pattinson y Lakeith Stanfield) y veteranos (Sissy Spacek y un visto y no visto Nick Nolte) intérpretes. Lawrence es una mujer en perpetua y cada vez más explosiva crisis como escritora, esposa, nuera, gestante y madre que, junto a su marido, toma la decisión, que en este tipo de películas siempre sale tan mal como en las de terror, de vivir en el campo en una casa digamos que con pasado.

Tocados los primeros acordes del desmadre en lo dramático, lo visual y la saturada banda sonora con composiciones de Raife Burchell, George Vjestica (miembro de Nick Cave and the Bad Seeds) y la propia Ramsay, más canciones de Lou Reed, Billie Holiday, David Bowie, Cream, Joy Division, Cocteau Twins o Elvis Presley, la directora escoge el camino de la escalada que convierte la película en un vacío y ruidoso festival del dolor con aires de sufrimiento esteticista de diseño llevado, montaje también de por medio, al histerismo. Todo a mayor gloria de Jennifer Lawrence.

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