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Ni siquiera conato de crisis

  • Test Zarandeado por el Hércules en la Liga y eliminado de la Copa por el Tenerife, el Córdoba afronta una prueba de madurez en Vitoria Descartados Ceballos y Endika vuelven a quedarse fuera de la lista

El Córdoba debe capear el temporal. Ayer escapó del primer día lluvioso del verano para sumergirse en la arisca noche vitoriana, aún más desapacible por el revuelto clima del Cantábrico. El arranque de la temporada ha ratificado que las alegrías estivales se las llevó el viento. El otoño está a la vuelta de la esquina. No es cuestión de hablar ya del largo y crudo invierno, pero sí se empieza a notar un frío desapacible. La culpa la tienen esas dos derrotas, ante el Hércules y el Tenerife, en Liga y en Copa del Rey, en casa y fuera, que han teñido el panorama de un color oscuro, poco blanco y escasamente verde. Pero el deporte en general y el fútbol en particular son maravillosos porque suelen dar una segunda oportunidad. El Alavés, un igual, aguarda en su guarida de Mendizorroza con un espíritu similar. No se come a nadie: 0-0 en Salamanca y apeado de la Copa por el Elche (2-0).

El Córdoba no puede acostumbrarse a perder. Eso es indigesto, un tostón. José González sentó las bases en pretemporada y el equipo despachó a sus primeros rivales menores con más sombras que luces: Chiclana (0-1), Rota (2-6), Sanluqueño (0-1) y Melilla (0-1). Cuatro de cuatro, al fin y al cabo. La cosa se torció en Puertollano, con el primer revés en la fase de preparación (1-0) y con un conjunto de Segunda B como verdugo, al tiempo que el partido de presentación ante el Recreativo, de Primera, dejó un regusto ambiguo en la afición (1-2).

Llegaba lo bueno, y ha resultado no serlo tanto. El Córdoba patinó en el estreno liguero, en buena medida debido a la personalidad de un Hércules superior. El Arcángel ya estaba prácticamente vacío cuando Morán anotó el 0-3 definitivo. Desencanto en el equipo y zozobra en una hinchada que tan pronto se sube a la parra como se ve sumida en el más ardiente infierno. Tampoco es eso. No obstante, la eliminación de la Copa del Rey (2-1) a manos de un Tenerife asido al talento de Alfaro tampoco ha ayudado a apaciguar los ánimos. En total, son cuatro derrotas consecutivas entre amistosos, Liga y Copa. El dato está ahí. Y, más o menos, escuece.

El once del miércoles tuvo poco que ver con el del domingo. Sólo repitieron Mario, Gaspar y Gastón Casas, enmendando las lagunas de una plantilla corta: sólo tres laterales -Rubén descansó en Santa Cruz-, tres centrales -a la espera de la recuperación de Aurelio- y otros tantos delanteros, a raíz de la lesión de Yordi. Incluso la cita del Heliodoro Rodríguez permitió la reaparición de Endika después de cinco meses y el debut oficial del canterano Pedro.

Lo que importa es la Liga; la Copa, se quiera o no, ha quedado convertida en un torneo residual. Así que al menos el duelo con el Tenerife sirvió para que José hiciera algún experimento y diera minutos a jugadores que, en principio, no tendrán excesivo protagonismo a lo largo del ejercicio. Pero ya se sabe que esto es muy largo y da muchas vueltas. Sobre todo, cuando las apuestas no cuajan y el entrenador se ve obligado a multiplicar las combinaciones hasta dar con la tecla.

El técnico tiene claro lo que quiere. ¿Cómo conseguirlo? Ayer facilitó una convocatoria idéntica a la del primer compromiso liguero, por lo que no han viajado a Vitoria el tercer portero, Fernando López; Aurelio y Yordi, lesionados; Endika, todavía con un punto de ritmo inferior al del resto, y Ceballos, de nuevo descartado. Por ahora, el lateral barcelonés es la gran decepción. Lo de Yordi es distinto: todavía no ha podido competir por una rotura muscular en el gemelo que no lo permitirá reaparecer hasta octubre.

Sin el pichichi, el Córdoba pierde mucho potencial arriba. Eso es evidente. La fórmula alternativa pasa por lograr que tres atacantes que nunca habían actuado juntos (Asen, Gastón Casas y Pepe Díaz) reciban balones en condiciones y tengan inspiración en el remate. En caso contrario, habrá que recurrir a la manida estrategia, que ya en el Heliodoro dio señales de vida con el gol de Cristian merced a una falta sacada en corto por Katxorro.

Gaspar y Carpintero vuelven a Álava con otra camiseta, manchada tras un inicio torcido. Ellos y sus compañeros deben demostrar que no hay crisis, ni siquiera conato. Tengamos la fiesta en paz.

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