"Aquellos eran unos partidos muy intensos"
Rafael Jaén, mítico central de los 70, jugó en los dos equipos que se enfrentarán el sábado cuando competían en Primera
"Claro, si es que tú eres muy joven…". Rafael Jaén (Córdoba, 3-1-1949) es consciente de que cuando relata sus vivencias como futbolista en los dos equipos que se enfrentarán el sábado en El Arcángel debe hilar fino para contactar con el recuerdo de un interlocutor de menos de 40 años. Él, que fue un potente defensa central, vistió las camisetas del Córdoba y el Granada. En Primera, una categoría que ambos conjuntos siguen desde la distancia desde hace demasiado tiempo (desde el 72 los blanquiverdes y desde el 76 los rojiblancos).
Cone, como también es conocido porque su familia vendía "entre otras cosas conejos al lado de la Plaza de la Corredera" donde nació, compitió en el Córdoba-Granada del 69 que acabó con empate en El Arcángel ejerciendo con el equipo local. En ese partido, que terminó 1-1 y que fue el último de una temporada que concluyó con descenso para los blanquiverdes, fue objeto de un claro penalti que obvió el colegiado Tomeu. Tanto tiempo después, él ya ni se acuerda: "Padre mío, soy de memoria mala. Si tú me lo comentas...".
Lo que sí recuerda Jaén son los quince millones que costó su pase al Granada. Una fortuna para el año 72: "Ahora dices esas cantidades y parece una prima, pero en esa época era bastante dinero. Luego, del Granada al Sevilla fueron otros 15 millones".
En esa misma campaña 71-72 en la que cambió de aires regresó a su ciudad para jugar otro de estos clásicos envites por aquel entonces, pero con la camiseta cambiada. No terminó el encuentro, al ser la única sustitución de su equipo, que perdió 2-0.
Pero el central tiene indeleble en su memoria otros dos Córdoba-Granada por distintos motivos. El primero, traumático. En un amistoso en L'Hospitalet entre ambos se rompió la rodilla y estuvo nueve meses apartado de los terrenos de juego: "Fue una cosa tan importante y tan grande en mi carrera que hubo quien dudaba de que volviera a jugar al fútbol. Una rotura de ligamento, toda la rodilla… en una jugada fortuita. Fue culpa del fútbol. Fuimos a disputar un balón un jugador del Córdoba y yo, y la pelota se me volvió y me rompió. La suerte es que me operó el doctor Cabot, el más grande". Después de aquello "tuve que sacrificarme mucho, llorar mucho, pero al final, a los nueve meses, jugué y debuté contra el Bilbao y salí como los perros chicos… corriendo como un loco". Tampoco olvida, éste por motivos más agradables, otro duelo de aquellos felices años: la final del trofeo Montilla-Moriles en la que metió el 1-0 que decidió el trofeo para los cordobesistas. Eran enfrentamientos "muy interesantes, muy bonitos. Como los dos equipos estaban en Primera, los dos campos se llenaban de gente. La rivalidad era muy importante".
Rafael Jaén estuvo en el encuentro de la primera vuelta en Los Cármenes (cuenta, diplomático, que "el Córdoba estuvo muy bien en el primer tiempo y el Granada, en el segundo"), pero aún no sabe si acudirá el sábado a El Arcángel porque "tengo tres nietos y ya estoy muy pendiente de ellos".
La diplomacia se termina cuando se le pregunta por cuál de los dos se decanta para el inminente duelo: "Voy con el Córdoba, por supuesto. Yo soy del Granada como soy del Sevilla y del Levante. Estoy pendiente de los equipos en los que he jugado porque soy agradecido, pero el sábado no seré del Granada". Eso sí, "quiero que juegue por el ascenso, como el Córdoba, pero como el Granada lo tiene más fácil… Dios quiera que ascendiéramos los dos. Es mucho pedir… porque nosotros lo tenemos un poquito más complicado, pero en Segunda hay mucha igualdad y con dos o tres partiditos te puedes meter arriba". Él sabe perfectamente lo que es estar bien arriba con estos dos históricos venidos un poco a menos que el sábado vuelven a cruzar sus caminos en El Arcángel.
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