Fútbol Sala | España-Hungría

Vista Alegre se tiñe de rojo 23 años después

  • El combinado nacional abre en Córdoba su cuarta concentración desde la llegada de Fede Vidal al banquillo ante Hungría, el ‘sparring’ antes de Brasil

El seleccionador nacional, Fede Vidal, da instrucciones al equipo en la sesión de Vista Alegre.

El seleccionador nacional, Fede Vidal, da instrucciones al equipo en la sesión de Vista Alegre. / Jordi Vidal

Hace 23 años, Vista Alegre vio coronarse por primera vez a España como campeona de Europa. El seleccionador nacional era el actual presidente de la Liga Nacional de Fútbol Sala (LNFS), Javier Lozano, y en la pista estaban Vicentín, Paulo Roberto, Javi Sánchez, Pato... Enfrente, la Rusia del gigante Eremenko, que sucumbió en la gran final por 5-3. Después llegaron seis entorchados más para ratificar a la Roja como la mejor selección del continente, la única que nunca se ha bajado del podio, la única capaz de ponerse delante de Brasil, hasta el punto de quitarle dos títulos mundiales.

Son las dos estrellas que brillan con luz propia en la camiseta roja que hoy martes volverá a lucir en el Palacio de Deportes –mañana miércoles lo hará por primera vez en Pozoblanco–, con Hungría (19:00) como rival, y como aperitivo del desafío ante la canarinha que coronará el domingo y el martes esta concentración de nueve días que España inició ayer en Córdoba. Es la cuarta bajo la dirección de Fede Vidal desde que el sevillano relevó a José Venancio López, con un balance hasta ahora de cinco triunfos y una única derrota, ante Rumanía.

Ese tropiezo ante un combinado inferior es un serio aviso para afrontar la doble cita ante el combinado magiar. Porque Hungría, lejos aún de las grandes potencias del continente, empieza a pedir sitio en el concierto europeo reforzada por el buen trabajo hecho en la base, y tras el paso como seleccionador del catalán Sito Rivera, que dejó el cargo el marzo pasado tras su fiasco en la clasificación para el Europeo de Eslovenia. Ya nada tiene que ver con aquel conjunto que en 1999, en otro amistoso, sufrió su mayor goleada histórica ante la Roja (11-0).

Y eso precisamente convierte al equipo centroeuropeo en un bloque con capacidad de sobra para exprimir a una España de muchos más quilates. ¿Dónde está la diferencia? Pues más allá del plano individual radica en la riqueza táctica de la selección nacional, y su notable nivel colectivo. Sin ir más lejos, aprovechando que los jugadores venían de competir con sus equipos el fin de semana, Fede Vidal recordó ayer jugadas de pizarra, córners y saques de banda, tanto a la hora de atacar como para reforzar la defensa.

Lo hizo en la sesión matinal sin Eric Martel, llamado a última hora del domingo para suplir al cordobés Andresito, lesionado en la rodilla, lo que dejó la nómina de jugadores locales reducida a Bebe. Nakata, jugador de Osasuna Magna, ya se sumó a la dinámica del grupo por la tarde, cuando la selección repitió sesión, ya sin público, un plan que repetirá hoy de nuevo en la mañana para acabar de perfilar los detalles. Porque si bien los encuentros ante Hungría son importantes, a nadie se le escapa que no dejan de ser un ensayo general para la doble batalla ante la todopoderosa Brasil.

Mirando hacia Lituania 2020

Pese a todo hay que dejar claro que más allá del resultado, lo más importante a estas alturas es que el grupo se adapte por completo a lo que quiere Fede Vidal, que empieza a introducir matices con y sin balón sobre el estilo impuesto durante años por el que era su jefe hasta septiembre, José Venancio. Porque a nadie se le escapa que el gran objetivo es llegar en el mejor estado de forma posible a la primera criba para el Campeonato del Mundo de Lituania 2020 que, para España, llegará en octubre.

Entre el 22 y el 27, en la ciudad polaca de Zielona Gora, con el equipo anfitrión designado ya como primer rival y a la espera de ver quién completa el grupo –la fase previa arranca hoy en sus diferentes sedes, con la Roja mirando lo que ocurra en los cuadros D (Georgia recibe a Dinamarca, Israel y Alemania) y H (Finlandia se la juega en casa con Moldavia, Gales e Irlanda del Norte)–, la selección buscará ese primer paso que le acerque a la fase final, donde peleará por su tercera corona.

Pero para eso todavía queda un mundo. Ahora toca superar la reválida ante Hungría, que hoy pasa por Vista Alegre y mañana por Pozoblanco. Dos citas –sobre todo la primera– que vivirá con especial relevancia Bebe, el único cordobés en la lista de 16, y que a buen seguro no olvidará el pívot del Peñíscola Juan Emilio, debutante con la absoluta después de haber dejado su sello en las diferentes selecciones inferiores.

Con ellos, habituales como los porteros Juanjo y Jesús Herrero; el capitán Ortiz, el comodín Pola, los seguros Aicardo y Marc Tolrá, los descarados Fernan y Lin, el búfalo Sergio Lozano, los precisos Miguelín, Adolfo y Raúl Campos, el goleador Rafa Usín y el recién llegado Eric Martel, todos bajo la batuta de Fede Vidal. Argumentos de sobra para augurar un gran espectáculo sobre la pista azul de Vista Alegre, que seguro que se llena hasta la bandera para recibir a la mejor selección europea y una de las dos mejores del mundo. Va a merecer la pena.

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