Calma. El Córdoba ha perdido los dos primeros encuentros que ha jugado y no ha exhibido precisamente un buen fútbol. Sin embargo, desde los estamentos deportivos del equipo prefieren reforzar el concepto del proyecto y la estima de unos futbolistas a los que consideran perfectamente capacitados. Al menos, para no pasar ningún tipo de apuros para salvar la categoría.

Así, ayer, el director deportivo, Emilio Vega, se refería a los fallos del equipo siempre de forma aislada, admitiendo que "lógicamente no estamos contentos". El leonés avala la confección de una plantilla que "tiene que aspirar a pasar una temporada sin agobios" y que, sin esas urgencias, "podríamos ilusionarnos con cotas mayores". De la palabra ascenso no quiere ni hablar.

El dirigente entiende que lo que le sucede al equipo es normal en estos comienzos de temporada porque "falta un poco de cohesión sobre el campo", algo que es común en este periodo, ya que "todos los conjuntos suelen tardar un poco en asimilar los conceptos de sus entrenadores".

Además, "casi ningún equipo está a tope en el aspecto físico". Es más, Emilio entiende que "tampoco sería bueno que estuviéramos al cien por cien físicamente". El director deportivo quiere diferenciar de forma drástica el desarrollo de los dos encuentros celebrados hasta la fecha: "Son dos partidos bastante diferentes. Ante el Hércules influyeron ciertas cosas y en el del Tenerife no he visto esa superioridad del rival que he escuchado en ciertos medios". De hecho, cree que el partido del Heliodoro "se decantó en dos goles que el primero es evitable -matiza Emilio que no se quiere referir a ninguna demarcación en concreto- y el segundo es un golazo de Alfaro".

También quiso el ex futbolista aclarar la posición del club sobre Pavoni: "Se ha hablado del tema, pero no hay absolutamente nada por el momento, al menos hasta que no esté recuperado o nos lleguen los informes".

Así que, de momento, desde la dirección deportiva no existe el miedo, pero sí "cierta preocupación normal porque la imagen del equipo no es la que queremos, sobre todo en el primer partido".

En todo caso, lo que tanto director deportivo como técnico y futbolistas han querido subrayar y enfatizar como fundamental para la recuperación de la confianza es el trabajo. A destajo y sin demora.

Por eso ayer no tuvieron día de asueto. Antes bien, la jornada de trabajo vespertina se convirtió en un peculiar ejercicio de terapia grupal. Una suerte de examen de conciencia sobre los fallos que se hayan cometido ("algo habremos hecho mal para perder 0-3", comentó el italiano Alessandro Pierini al acabar el primer partido de liga ante el Hércules) en los dos primeros compromisos.

Así, pese a que la sesión comenzaba teóricamente a las 19:30, no fue hasta las 21:00 cuando los futbolistas saltaron a su lugar de trabajo. Casi una hora y media estuvieron encerrados en el vestuario con su técnico. Lo que les dijera, lo que les contara, lo que les aleccionara, quedará en el privado de todo vestuario. Resulta evidente que el técnico gaditano tiene bastante que retocar en un equipo que ha demostrado estar verde.

Hoy trabajarán a puerta cerrada. Mañana también. Y el domingo, todo lo dicho ya será viejo ante la vuelta a la competición. Ya lo dicen los profesionales del tema: lo mejor de este deporte es que siempre da una oportunidad una semana después. O cuatro días después en este caso.