40 años y un día del canto del cisne
Se cumplen cuatro décadas del último ascenso a Primera del Córdoba, logrado tras una victoria en casa ante el Hércules · Los protagonistas de aquella gesta lo catalogan como un inesperado triunfo de la cantera


No era su hora y burlaron su destino. No era el momento y se rebelaron. Fue el canto de cisne del Córdoba Club de Fútbol.
De la última vez que el conjunto blanquiverde ascendió a Primera se cumplen hoy cuarenta años y un día -como en una condena-. Lo consiguió en el viejo Arcángel gracias a que aquel conjunto dirigido por Juncosa venció al Hércules por 2-1 (tantos de Manolín Cuesta en el primer minuto de juego y de Rivera en el 41; por los alicantinos marcó Alfonso). Realmente el ascenso se propició por un gol de un tal Pepiño, del Racing de Ferrol, que significó el triunfo de los departamentales en su derbi ante el Deportivo.
La alineación que dispuso Juncosa en el choque ante el Hércules fue la compuesta por Molina; López Prieto (Cepas), Mingorance, Verdugo; Rodri, Torres; Rojas (Escalante), Manolín Cuesta, Cruz Carrascosa, Rivera y Totó.
Aquella era la jornada 37, la penúltima. Tan penúltima como la que se disputó la semana pasada en la que ahora se llama Liga Adelante y en la que el Córdoba tuvo que celebrar con alivio una pírrica permanencia más. Es su tónica en las últimas décadas.
El presidente del club era hace 40 años Rafael Campanero, quien conserva de aquella gesta "un recuerdo, como es natural, muy agradable, muy bonito". El mérito adquiere mayor relevancia si se tiene en cuenta que "no lo esperábamos, porque contábamos con un equipo basado en la cantera". De hecho, "solamente intervinieron 17 jugadores y hubo una única expulsión en toda la temporada, de Rodri. No hubo tampoco lesiones". En suma, que fue una campaña "redonda".
Recuerda el entonces mandatario que en aquel domingo de Feria "jugamos por la mañana temprano y, como no existía la unificación de horarios de ahora, tuvimos que esperar a que terminara el partido de Ferrol". Por eso, "la gente se fue del campo normalmente, no se le dio importancia al resultado". Muchos de aquellos aficionados lo fueron de un conjunto de Primera un cuarto de hora más tarde: "Nos quedamos esperando durante 15 minutos, intentando comunicar por teléfono con el enviado a aquel partido. Fueron momentos emotivos donde se pasaba de la alegría a la tristeza, hasta que al final…".
Al final subieron con un equipo en el que eran mayoría cordobeses y canteranos. Una coyuntura que probablemente -si no cambia el panorama con una posible venta- se tendrá que repetir el año que viene por la austeridad presupuestaria. ¿Sería posible una hazaña si no similar sí parecida en estos tiempos con un equipo lleno de jugadores del filial? "La cosa ha cambiado mucho. Está muy difícil. Se juegan muchísimo los equipos. Antes bajar de categoría no tenía consecuencias prácticamente. Incluso si bajabas y estabas arriba hacías más taquilla. Ahora no se atreven tanto los entrenadores y es más difícil darle continuidad a los de la casa".
A pesar de lo exceptuado, Campanero reconoce que "algo no estamos haciendo bien cuando no tenemos siete jugadores en el primer equipo. Habría que estudiarlo mucho y darle mucho más sentido práctico a la cantera. Hay muchos que llevan años jugando y no tienen el premio de debutar con el primer equipo".
En cualquier caso, y volviendo a la historia, recuerda el presidente honorífico que aquella fue "una celebración fenomenal, aunque tuviese lugar a la semana siguiente, al volver de Castellón (donde perdieron 1-0). El recibimiento fue apoteósico". Vamos, lo mismo que sería ahora subir para Córdoba y la provincia.
Francisco Calzado Ferrer, Litri, todavía sigue al pie del cañón. Era entonces masajista y hoy se encarga del museo del club. Recuerda que fue un ascenso "inesperado", basado en que "aquel año se cuidó a la cantera muy bien porque Campanero sabía que ése era el camino adecuado". De esa apuesta salió, por ejemplo, Manolín Cuesta, que acabó como máximo goleador de la categoría con 17 tantos (los mismos que el mítico Santillana).
Recuerda Litri también que "empezamos estupendamente y nos organizamos muy bien, haciendo gimnasia por la mañana en La Laboral y luego por la tarde entrenando en el estadio". Tampoco olvidará el carismático empleado del club "el recibimiento que nos dio el alcalde Alarcón en la Feria, luego en la Diputación... Lo pasamos muy bien".
Preguntado sobre si sería posible repetir algo parecido 40 años después y con gente de la casa responde rotundo: "Chache, para eso hay que empezar y no aburrirse...".
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