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Vía satélite para tomar aire

  • Los aficionados cordobesistas se apiñaron en torno a la televisión en los bares para seguir, sin demasiados sobresaltos, un partido con aires de fiesta · La peña Cordobamanía vivió con emoción un día histórico

 Patiño, Fuentes, Alberto y compañía no fueron los únicos que aprovecharon la situación, el conformismo del empatar a cero contra el Celta, para relajarse y tomar aire para el play off, sin duda el gran reto ahora del Córdoba. También los aficionados se dieron un descanso y no hubo desplazamiento masivo al estadio de Balaídos, un viaje que muchos habrían realizado casi sin pensarlo de haber habido entradas. Esta vez valió la televisión, en casa o en la peña o el bar de confianza, para saborear las mieles de esta histórica clasificación. Banderas, bufandas y camisetas del equipo llenaron prácticamente todos los barrios de la ciudad a partir de las siete de la tarde, media hora antes del inicio del partido. Una gran alegría pese al tedioso encuentro que hubo que soportar. "Bendito aburrimiento", decía uno de los socios de la Peña Cordobamanía que acudieron a esta cita vía satélite.

El ambiente fue distinto absolutamente en todo. Nada que ver con el que se vivió la pasada semana en El Arcángel, cuando el Córdoba se impuso al Murcia (2-1) y cerca de un millar de seguidores recibieron como héroes y casi con alfombra roja a sus jugadores cuando éstos llegaron al estadio. Lo hicieron así para insuflarles ese extra de ánimo que suele traducirse en el ser o no ser. Aunque no gustó el juego -no hubo un solo acercamiento a portería y a Patiño, referente en el ataque, ni se le vio-, la afición supo entender que lo que hacía el Córdoba era lo correcto. Había que asegurar el empate, ya que cualquier riesgo podría echar por tierra todo el trabajo de la temporada. Y esto, como es lógico, no es plato de buen gusto para nadie.

 

El comportamiento de los seguidores de la blanquiverde fue de nuevo ejemplar. No viajaron a Vigo, pero volvieron a meterse en el papel de número 12, esta vez a casi 1.000 kilómetros -994 para ser más exactos- de sus jugadores, para rugir como lo vienen haciendo toda la temporada. Así lo piensa hasta el propio Paco Jémez, quien ha asegurado en diversas ocasiones que le debe mucho a sus aficionados.

 

La Peña Cordobamanía fue una de las más tempraneras en empezar la fiesta. Quedaron en la sede para ver el video de los goles del ascenso a Segunda División de la temporada 2006-2007, la mejor elección, sin duda alguna, para iniciar el camino de la lucha por un nuevo ascenso, esta vez a Primera. Llegaron con pocos nervios, pero los pocos que alguno mantenía dentro se diluyeron como si fueran un azucarillo en el café en los primeros minutos del partido, cuando ni celtiñas ni cordobesistas se atrevían a pasar la línea de tres cuartos.

 

En los comentarios a pie de barra empezaron a escucharse términos como "paripé" y expresiones como "pacto de caballeros" y "parece un rondo de entrenamiento", y hasta olés cuando uno u otro -daba igual el color de la camiseta- daban marcha atrás nada más oler el área rival. Hasta hubo algún bostezo, lógico por el aburrimiento y porque muchos ni habían dormido la siesta de domingo.

 

La tranquilidad de saberse clasificados con el empate a cero también hizo desaparecer los pinganillos de los transistores y teléfonos móviles, siempre habituales en los finales de temporada. Casi que daba igual lo que hicieran el Almería, el Alcorcón, el Hércules y el Valladolid -todos ganaron a excepción de los de Pucela-, pues el cerocerismo garantizaba el ascenso directo del Celta y la clasificación del Córdoba para la liguilla. El único debate que se generó fue en torno a la idoneidad de uno u otro rival en los cruces. Al final será el Valladolid, al que se medirá en casa en el partido de ida, pero hubo quien no dudó en apuntar al Alcorcón como el "más asequible". Al Valladolid "hay que temerle por su experiencia y porque nos tendrán hambre al saber que nosotros hemos podido colaborar en que su ascenso no fuera directo", puntualizó otro de los seguidores que se citaron en la tarde de ayer en la sede de la peña Cordobamanía.

 

Tan distendido fue el ambiente que se respiró en bares y peñas de la ciudad que bromearon casi con todo lo que aconteció en el partido contra el Celta. Fue motivo de carcajada ver cómo los aficionados vigueses despedían con una sonora ovación a Ximo Navarro, que tuvo que abandonar el campo de manera prematura en el minuto 23 por molestias musculares. También fue motivo de sorna que ninguno de los dos equipos disparara una sola vez a puerta en todo el partido o que tuvieran que pasar 26 minutos hasta que Alberto, meta cordobesista, tocara el balón con la mano por primera vez. Lo hizo para atrapar un timidísimo centro al área del veterano De Lucas.

 

Tal vez fue la gelidez con la que desarrolló el partido lo que enfrió el ánimo de los aficionados blanquiverdes, que no festejaron de manera masiva la clasificación para jugar el play off. Hubo seguidores que dispararon cohetes y algunos -no muchos- que se desplazaron a la plaza de las Tendillas como en las grandes ocasiones. Allí entonaron los habituales cánticos dedicados a su equipo. Sin embargo, la prudencia fue dominante, pues lo mejor puede estar por llegar. El Córdoba se juega mucho en las próximas dos semanas y será entonces cuando habrá que dar el do de pecho para empujar al equipo hacia la categoría de oro.

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