Otra decepción, la enésima de la temporada. El Córdoba CF desperdició en Majadahonda una oportunidad inmejorable para acercarse a los puestos de play off y enterró gran parte de sus opciones de evitar el fracaso en la temporada con otra pobre actuación ante un Rayo Majadahonda mediocre a más no poder, que cortó su dinámica negativa de resultados ante un conjunto blanquiverde que se ha especializado en levantar el ánimo a todos los rivales que pasan por un bache de resultados.

En el segundo partido de Manuel Mosquera al frente del Córdoba, las ilusiones por hacer del Cerro del Espino un punto de inflexión quedaron enterradas pronto, gracias a los despropósitos de un equipo endeble hasta la desesperación e inoperante en ataque ante cualquier rival, los serios y los que defienden acumulando hombres sin más. Incapaz de detener la caída del equipo, el preparador gallego tiene por delante una dura tarea para conducir la nave hasta la jornada 38, en un final de temporada que se prevé largo y desalentador para un equipo sin alma que cada domingo tira por la borda los propósitos de enmienda que hace durante la semana.

Tratando de dar continuidad a su primer once inicial y con la premisa de mejorar en las acciones con balón, Manuel Mosquera solo introdujo un cambio, el de Simo por Casas, para dibujar un 4-2-3-1 más acorde a las piezas de las que dispone.

Pero más allá del planteamiento, el Córdoba no tardó ni cinco minutos en demostrar el absoluto desastre que es como colectivo. Un córner botando en corto bastó al Rayo Majadahonda para desnudar las vergüenzas de un equipo que, si se lo propusiera, no podría defender perder de lo que lo hace. Simo estuvo blando en la presión, permitiendo centrar a placer de Javi Ros un balón que se paseó por el área de Carlos Marín hasta que David Rodríguez acertó a colocarlo en la escuadra de volea. El ariete que tantas veces deseó el Córdoba volvió a castigar a los blanquiverdes, aunque con esa nula resistencia cualquiera podría haberlo hecho.

Cuando el precepto principal que plantea Mosquera es no encajar para intentar aprovechar alguna ocasión en ataque y su equipo lo torpedea a los cinco minutos, la misión se complica sobremanera. Porque a partir de ese momento, el Rayo Majadahonda cedió la iniciativa a los blanquiverdes, que no fueron capaces de llegar con demasiada claridad, pese a llevar el peso del encuentro.

Kike Márquez respondió de manera tímida con una volea alta tras un balón cedido por Carracedo. Poco después, Alberto Jiménez remató al lateral de la red un centro de Ekaitz Jiménez tras córner botado por Kike Márquez. Ni el juego de estrategia ni el posicional le funcionaban a un Córdoba mediocre e impotente ante un rival con más miedo que otra cosa, temeroso de perder esa renta con la que se encontró nada más empezar.

A base de fútbol directo y confianza en las segundas jugadas, el Córdoba trató de hacer daño a un rival cada vez más cómodo en ese guion de partido. Porque pasada media hora, el CCF seguía impotente. Para colmo de males, tampoco sonrió la fortuna, pues un córner botado por Kike Márquez lo cabeceó Diarra imponiéndose a su par, pero topándose con el poste derecho de la meta de Lucho García. Un aviso que no hizo más que acrecentar el posicionamiento defensivo de los majariegos, dando al Córdoba la opción de ganar metros en campo rival.

Ekaitz Jiménez pugna por el balón con De Iriondo, en el Rayo Majadahonda - Córdoba CF.

En una jugada elaborada en ataque del conjunto cordobesista, Caballero sacó un buen centro desde la derecha que Kike Márquez remató en el costado opuesto, estrellando el balón contra Aitor Aldaur, al que el esférico pareció darle en la mano. Las protestas vehementes de los blanquiverdes, en lo que entendieron como un flagrante penalti, se saldaron con amarilla a Simo y roja directa al segundo entrenador, Gaspar Gálvez. La impotencia camino del vestuario para el tiempo de descanso era doble, por la incapacidad propia y por la supuesta injusticia arbitral.

Lejos de cambiar la actitud después de 45 minutos paupérrimos, el Córdoba regresó del descanso planteando el mismo guion de partido y sin ofrecer una mísera ocasión de peligro en ataque. Ante tal panorama, Mosquera no tardó demasiado en mover piezas, dando entrada a Javi Flores y Puga y desplazando a Kike Márquez a la izquierda.

El plan pasaba por tener más el balón y ponerlo en las manos de un hombre con calidad para tratarlo con criterio como Javi Flores. Pero tampoco funcionó ese golpe de timón del técnico. Es más, el Rayo Majadahonda pudo sentenciar a la hora de juego, en un balón en el área que Pinillos peinó ante la pasividad de los blanquiverdes y que Ofoli cabeceó al larguero después de que Carlos Marín desviara levemente.

Un susto que, unido a la inoperancia de su equipo, llevó a Mosquera a quemar las naves con poco más de 20 minutos por delante, dando entrada a Casas y De las Cuevas y retirando a Alonso y Carracedo. Con Caballero desdoblándose como central y mediocentro, el equipo acumuló hombres en la medular y el ataque. A punto estuvo De las Cuevas, nada más entrar, de darle la razón a los suyos. El alicantino protagonizó un eslalon en el que dejó atrás a dos rivales para sacar un centro raso que no encontró rematador. Poco después, Miguel encontró con un globo a Casas, que elevó demasiado su remate en el mano a mano ante Lucho García.

Kike Márquez es trastabillado por De Iriondo, en el Rayo Majadahonda - Córdoba CF.

Después de esos dos avisos, Alfredo Santaelena reforzó su centro del campo con los cambios, pero el Córdoba estuvo por fin claramente dominador. El cuarto de hora final fue de un asedio constante que hizo sufrir al cuadro majariego, si bien es cierto que las ocasiones no terminaron de concretarse. El Córdoba perdió la fe de manera paulatina y acabó entregando la cuchara en el que apunta a ser el golpe definitivo para un equipo decepcionante que volvió a tirar otra oportunidad para su redención.