RC Deportivo-Córdoba CF | La Crónica

Sin salirse del guion en la despedida (2-0)

  • El Córdoba cierra el curso con otra derrota que lo deja colista y empuja al Deportivo hacia el 'play off'

  • Los blanquiverdes dieron la cara, lo mínimo exigible, aunque sin capacidad para crear peligro

Fernández intenta pasar el balón ante la presión de Pedro Sánchez.

Fernández intenta pasar el balón ante la presión de Pedro Sánchez. / LOF

Con la idea de que sea solo un hasta pronto, el Córdoba dijo adiós al fútbol profesional con una derrota, la 22 en 41 jornadas, en Riazor ante un Deportivo que abrochó su presencia en el play off de ascenso que arranca el miércoles. El equipo blanquiverde, al menos, dio la cara sobre el verde, algo que no ha sido ni mucho menos la tónica habitual durante la temporada, aunque siempre estuvo a merced de un cuadro gallego más motivado y más obligado por las circunstancias. Y esto hizo al conjunto local claro merecedor de un resultado que era el que todo el mundo esperaba en la previa y que deja a los cordobesistas como colistas de LaLiga 1|2|3, solo por delante de un Reus expulsado de la competición en enero, lo que resume a la perfección el desastre de campeonato librado por este CCF.

Aunque ya había dado alguna pista con la confección de la convocatoria, Rafa Navarro mantuvo su apuesta por el once de las últimas jornadas, con la única novedad, otra vez a domicilio, de Loureiro a pie cambiado en el lateral izquierdo, además de la forzada de Miguel Flaño por el castigado Luis Muñoz. Piovaccari ganó la partida a Andrés Martín para ejercer de referencia ofensiva, mientras que Chus Herrero superó sus molestias para repetir presencia.

Pero el choque quedó planteado ya desde el arranque sobre el guion previsto: dominio y mayor empuje local ante el orden y resistencia visitante. Con ambos contendientes plantados en un 4-2-3-1, el Dépor no tardó en avisar con un centro cerrado de Pedro que se esforzó en sacar Flaño para evitar el cabezazo a la carrera de Carlos Fernández. En el córner, los gallegos pidieron penalti por manos de Quim Araujo –lo eran, pero involuntarias– tras el despeje corto de Piovaccari. Era el inicio de un acoso y derribo que tardaría en hallar recompensa por el buen hacer del sistema de contención del CCF y la falta de tino de los atacantes, cada cosa con su cuota.

Con el Deportivo jugando prácticamente de continuo en campo contrario, aunque sin el ritmo ni la velocidad necesarios para quebrar líneas, una combinación con cabezazo final de Bodiger se convirtió en el único susto real de los blanquiverdes hasta después de la media hora, cuando Alfaro obligó a intervenir a Dani Giménez. Esta falta de mordiente facilitó más si cabe el trabajo de los blanquiazules, que acariciaron el primero con un tiro cruzado del excordobesista Pedro al que respondió con una buena mano abajo Abad.

Sin conseguir variar lo más mínimo el planteamiento del duelo, el Córdoba al menos supo sufrir para mantenerse de pie en un encuentro que más de uno hubiera borrado del calendario, como hizo alguno de los que decidió quedarse en casa ahorrándose el palizón de autocar y dejando mucho que desear sobre su profesionalismo. Con contados intentos para aguantar más la pelota y prolongar las posesiones más allá de un par de pases, casi siempre sin capacidad para hacerlo, los pupilos de Rafa Navarro consiguieron por lo menos minimizar las llegadas del Dépor. Con todo, Borja Valle, Pedro y Carlos Fernández conectaron en más de una ocasión, casi siempre volcados al perfil izquierdo, para inquietar a los visitantes, topándose normalmente con la muralla levantada por su rival.

Quim Araujo disputa un balón ante Edu Expósito. Quim Araujo disputa un balón ante Edu Expósito.

Quim Araujo disputa un balón ante Edu Expósito. / LOF

Así fue hasta que ya al filo del intermedio, con el 45 asomando al crono, un envío desde esa misma zona de Saúl lo empujó a la red sin oposición Valle para exprimir al máximo un despeje corto de Vallejo, que llegaba al achique a lo loco. Riazor respiraba tranquilo por fin, si es que alguna vez se vio tocado por los nervios, viendo a su equipo por delante en el marcador... y a sus rivales directos por la sexta plaza (Cádiz y Oviedo) sin hacer sus deberes en sus encuentros ante Sporting y Osasuna, que tampoco se jugaban nada.

Pero por si había alguna duda, el Deportivo quiso cerrar la faena lo más pronto posible. Y en la fase inicial del segundo periodo, una pérdida en la salida de Vallejo terminó en un golazo de Pedro, con un obús teledirigido a la escuadra que los centrales vieron mejor que nadie porque decidieron recular en lugar de atacar al adversario, como mandan los cánones; Abad se estiró, pero casi para la foto, porque era imposible que pudiera alcanzar el ángulo.

El segundo tanto del Dépor, en el arranque del segundo periodo, dejó liquidado el partido

A los cinco minutos de la reanudación, el encuentro ya estaba resuelto, con lo que eso conllevaba. Fundamentalmente porque la pimienta que trató de echarle Piovaccari en la acción siguiente quedó solo en el deseo al toparse con el larguero su disparo con el exterior de la pierna derecha. Fue, sin duda, la llegada más clara y casi la última a pesar de lo mucho que todavía quedaba por jugar.

Porque con todo encarrilado, Martí empezó a pensar en la eliminatoria con el Málaga que le espera, y abrió el carrusel de cambios; Rafa Navarro, con las vacaciones y el alivio a la vuelta de la esquina, le siguió los pasos. Aunque sin forzar la máquina. Premió a los jóvenes Moyano y Chuma, que intentarán tener un papel en el proyecto futuro, y eligió una vez más a Carbonell, que se irá del club como también lo harán Manzambi, Menéndez y Andrés Martín, aunque por distinta puerta.

Alfaro, desesperado tras una ocasión fallada en Riazor. Alfaro, desesperado tras una ocasión fallada en Riazor.

Alfaro, desesperado tras una ocasión fallada en Riazor. / LOF

Eso sí, mientras esa se abre, toca cerrar otra, la del Córdoba en el fútbol profesional, que abandona tras doce temporadas y con la sensación más triste posible. No hay un equipo peor en LaLiga 1|2|3 en el curso 18-19, que tampoco es que haya puesto excesivamente cara una permanencia de cuya pelea se borró el equipo de Rafa Navarro hace ya un mes.

Porque entretenerse en firmar más de la mitad de los partidos con derrota, encajando casi una media de dos goles por encuentro, es sinónimo de caída a los infiernos. Por eso el futuro pasa ahora por penar en Segunda B, habrá que ver con qué plan y qué protagonistas, pero con una obligada reconstrucción que tiene que empezar esta misma semana. Porque la mejor forma de enterrar todo el caos, deportivo e institucional, de esta campaña es hacer limpia, de arriba a abajo. Y pronto, por favor.

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