Aunque el déficit sigue siendo importante (siete puntos respecto al Lugo), la victoria ante el Mallorca ha permitido al Córdoba CF entrar en las diez jornadas definitivas con la ilusión renovada para reeditar el milagro de la permanencia. La pelea por evitar los tres billetes hacia Segunda B vacantes –el cuarto fue para el Reus en enero–, por ahora ha quedado reducida a siete equipos tras la escapada del Elche y el Numancia el pasado fin de semana, y entre ellos vuelven a estar los blanquiverdes, lo que supone una excelente noticia después de lo vivido en las últimas fechas.

El triunfo ante los baleares permitió al CCF quebrar una serie de seis jornadas sin ganar, en las que apenas pudo sumar dos puntos. El balance, negativo, estiró al máximo la desventaja con la salvación, reduciendo el margen de error para lo que resta de campeonato. Un tramo clave, el que todo el mundo fija en las diez últimas fechas, que arrancará el domingo en el Martínez Valero de Elche (20:00), y que el conjunto de Rafa Navarro encara con la moral renovada y varias fechas marcadas en rojo.

Especialmente los duelos directos, hasta cuatro, que salpican un calendario a priori exigente, pero que con el paso de las jornadas lo mismo puede suavizarse... o complicarse aún más. Es por eso que el vestuario cordobesista se ha marcado el objetivo de no mirar más allá de la siguiente parada, si bien es imposible levantar la mirada y, por ejemplo, visualizar ya la vital cita ante el Lugo de dentro de dos semanas, de nuevo en El Arcángel y que variará su grado de trascendencia en función de lo que ocurra en tierras alicantinas.

Porque con independencia de lo que pueda rascar fuera, las opciones de salvación del Córdoba pasarán por la fortaleza que sea capaz de mostrar en casa a partir de ahora. Mejorar unos números que pasan por ser de los peores de la categoría –apenas 19 puntos en 16 partidos– se antoja vital, sobre todo tras quebrar ante el Mallorca la sequía en la ribera del Guadalquivir que duraba ya 99 días. Porque desde aquella noche del 22 de diciembre en la que los de Curro Torres golearon a Las Palmas, las decepciones se venían acumulando en el coliseo cordobesista. Y eso es incompatible con el éxito.

El Arcángel y el reto de ser un fortín

Así se explica, en gran parte, el desastre de temporada que el conjunto blanquiverde está firmando hasta ahora, con 31 de las 32 jornadas anclado entre los cuatro últimos –en el mejor de los casos esa cifra aumentará en tres episodios más– y ocupando en un total de 19 semanas el puesto de farolillo rojo de la clasificación. Parece claro que el milagro de hace un año tiene que redoblarse, porque si no es de esta manera...

Pero por suerte, el CCF ha conseguido, en cierto modo, alcanzar las diez últimas jornadas que deciden el campeonato enganchado a la pelea por la permanencia, aunque sea con el gancho. Y ahora debe olvidarse de todo y empezar a jugar otra liga de sólo siete equipos con la idea de no ser uno de los tres peores. Una competición partido a partido que irá eliminando rivales, por arriba y por abajo, cuando ya mayo florezca.

Los duelos directos se convierten en el mejor aliado de un CCF que se centra ya en ir partido a partido

De momento, el Córdoba tiene que hacer más que otros, pues debe recortar su déficit de siete puntos. El Nàstic y el Extremadura están en una situación igualmente negativa, mientras que el Lugo, el Zaragoza, el Rayo Majadahonda y el Tenerife –maños y majariegos tienen también que sumar el bonus extra del Reus– parten con la ventaja de verse ahora fuera de la zona de peligro que les acecha. La carrera por la permanencia arranca el próximo fin de semana y tiene por delante diez capítulos definitivos, para bien o para mal.