El próximo domingo 1 de diciembre, coincidiendo con la visita liguera al Don Benito, la plantilla del Córdoba CF -y el resto de empleados no deportivos- cumplirá tres meses sin percibir sus nóminas. Ante esa situación, y la incertidumbre que todavía hoy se cierne sobre la entidad blanquiverde mientras no se complemente ninguna transacción, los futbolistas han formalizado en tiempo y forma sus respectivas denuncias ante la Comisión Mixta de Segunda División B, cuyo plazo finalizó el lunes.

Durante más de diez días, desde el jueves 14, la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) ha recogido las reclamaciones de sus asociados por las cantidades adeudadas hasta ese día, incluyendo las que están por vencer hasta el 30 de noviembre. El examen de las mismas no tendrá lugar hasta segunda mitad de diciembre, aunque para entonces cabe esperar que el escenario sea otro bien diferente. Hay que recordar que el colectivo ya emitió un comunicado alertando de la situación del CCF el 4 de noviembre, dando paso a la denuncia de la plantilla dos días más tarde en la sala de prensa de El Arcángel.

Esta medida tomada por el plantel cordobesista es sólo para salvaguardar sus derechos económicos, y no perjudica en ningún caso al club. Porque en caso de que la sociedad termine en liquidación, sin la posibilidad de competir como ya le ocurriera al Reus el pasado enero, los jugadores se quedarían desnudos ante las cantidades que se le adeudan, que serán tres mensualidades desde el domingo.

Y este último apunte sí es más grave, dado que a partir de ese momento los profesionales podrían solicitar la carta de libertad para continuar ejerciendo su profesión. Para la ejecución de esta situación extrema habría que esperar al día 10 de diciembre, pues la burocracia otorga diez días de prórroga para ponerse al día con los deportistas desde la petición de la baja.

Además, recoge una salvedad importante: no toda la plantilla podría acogerse a esta norma, siendo el primero de la lista el hondureño Luis Garrido, por ser el único que no pudo ser inscrito en la ventana estival de fichajes al carecer la entidad de licencias libres. Así lo recoge el procedimiento abreviado del convenio colectivo, que fija en 12 futbolistas el tope, obligando al resto a acudir a la vía judicial.

Confianza en el cierre de una solución de inmediato

Sin embargo, en el seno del Córdoba nadie quiere imaginarse este escenario. “¿Cómo va a desaparecer el Córdoba? No existe esa posibilidad”, dijo el domingo tras el empate ante el Mérida el último en tocar la puerta del primer equipo, el atacante Vera. De momento, hay una salida abierta y parece que, a pesar de los intentos para abrir más alternativas por otros postores y las dudas planteadas por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), es la única: la venta de la Unidad Productiva al grupo inversor Infinity, con sede en Bahréin y representado en España por la firma Crowe.

Se espera que durante este martes el magistrado del Juzgado de lo Mercantil número 1 de Córdoba autorice a dicha operación, quedando desde ese momento en manos del administrador concursal, Francisco Estepa, la decisión y los tiempos finales. Todo con el telón de fondo de la premura y la necesidad imperiosa de una inyección económica que devuelva la calma a la institución.