Córdoba CF - Betis Deportivo | La crónica

Crueldad máxima (1-2)

  • El Córdoba acaba quinto la primera fase tras caer ante el filial bético con dos goles en el descuento

  • El notable primer acto blanquiverde no tuvo continuidad en un segundo donde le faltó aire y manejo

Alfaro, Xavi Molina y Bernardo, abatidos tras el final del partido.

Alfaro, Xavi Molina y Bernardo, abatidos tras el final del partido. / Juan Ayala

El Córdoba CF cerró la primera fase de la manera más cruel posible, cediendo una derrota que no mereció al encajar dos goles en el tiempo de descuento ante un Betis Deportivo que se aseguró una plaza en la futura Primera RFEF y la oportunidad de seguir peleando por el ascenso a Segunda División. Un premio que ya está descartado por segundo año consecutivo en El Arcángel, donde tocan días de profunda reflexión antes de encarar con todas las garantías lo que resta de temporada, con el objetivo ineludible de conseguir uno de los dos billetes aún en juego para esa nueva categoría. Todo lo que no sea eso será un fracaso mayúsculo, si no lo es ya, y una puñalada a un proyecto que habrá que ver cómo queda tras este primer varapalo.

Un golpe de realidad, labrado a pulso durante cinco meses de competición calamitosos, que tuvo el epílogo más triste, y hasta inimaginable. Porque tras muchos minutos estando tercero -y hasta el segundo- gracias al gol de Jesús Álvaro que puso rúbrica a la mejor fase del equipo en toda la temporada, el tramo final de la jornada lo torció todo. El gol del Sevilla Atlético, que deshacía la única carambola que valía al CCF, tuvo una continuidad aún peor en El Arcángel, donde el filial verdiblanco igualó nada más entrar en la prolongación con un gol de su portero en un córner y, con los locales volcados, firmó la remontada en una contra que dejó el cuerpo cortado a todo el cordobesismo, que perdía de un plumazo la ilusión acumulada hasta entonces.

Porque sabiendo que la ecuación era muy complicada, que llegar a la última jornada sin depender de ti era jugar con fuego, al menos quedaba la esperanza de ver a un buen Córdoba, de hacer el trabajo propio y ya luego... Y lo cierto es que así fue durante gran parte del partido, sobre todo en un primer tiempo que es lo mejor que se ha visto esta temporada. Pero el paso al frente de los béticos, a los que el triunfo ya no le empujaba a mirar a ningún otro escenario, la paulatina falta de aire, no controlada desde el banquillo, y la desgracia de perder casi de seguido por lesión a los dos pivotes dibujaron un final de infarto que terminó por sonreír al que menos lo buscó.

Hay veces que los planteamientos llevan al equívoco, pues todo dibujo lo hacen bueno -o malo- la actitud y la predisposición que se muestre sobre el verde; el guion, al final, es un simple papel. Por eso, los que al conocer la alineación de PAblo Alfaro se echaron las manos a la cabeza, al ver que ante un partido en el que solo valía ganar se guardaba con un trivotazo, con el avance del partido empezaron a hacer el mismo movimiento para darse golpetazos por lo que estaban viendo. Por fin un equipo valiente, dominador, descarado, mucho mejor que un filial bético que sí optó por el conservadurismo; o eso, o se vio superado en todas las facetas del juego.

Moutinho intenta lanzar un contragolpe en la primera parte. Moutinho intenta lanzar un contragolpe en la primera parte.

Moutinho intenta lanzar un contragolpe en la primera parte. / Juan Ayala

Porque el Córdoba decidió guardarse para el día del todo o nada, su mejor versión. Y eso da casi más coraje aún por el tiempo perdido en las semanas previas. Con Del Moral incrustado de continuo entre los centrales para dar una salida más aseada del balón, sin tener que recurrir tan asiduamente al apoyo en Edu Frías, y la figura de Djak Traoré o Mario Ortiz ocupando la zona central, los laterales pasaron a jugar en campo contrario, lanzados arriba, disfrazados casi de extremos. Un movimiento inteligente que obligaba a los exteriores a jugar por dentro y promovía una movilidad constante en todo el frente ofensivo que dislocó a la zaga verdiblanca.

Todo eso, además, con la dificultad de hacerlo con la pelota en juego, no moviendo las fichas sobre la pizarra de la caseta, donde todo sale siempre a la perfección. Y sumando el regreso de la presión en bloque alto ante la salida parada del Betis Deportivo, y una intensidad y conexión armoniosa cuando tocaba replegar, el partido fue en su primera mitad, un monólogo cordobesista. Ni siquiera una mala entrega de Frías a los tres minutos que permitió la única llegada visitante en 45 minutos inquietó lo más mínimo. El plan siguió los pasos previstos, con el CCF mandón, haciendo disfrutar con pelota y sin ella por fin a los suyos.

Claro está que, como en otras ocasiones, faltaba esa claridad para definir, para convertir en ocasiones reales de gol los envíos desde la esquina de Moutinho, los centros de Jesús Álvaro en juego combinativo o en falta lateral, las buenas conexiones en tres cuartos de campo, llevando el esférico con rapidez de lado a lado para buscar la superioridad... Nahuel, al recoger un rechazo de un córner, fue el primero en probarlo con un zurdazo que no halló el ángulo por muy poco; y ya pasada la media hora volvió a intentarlo con un testarazo tras comerle la tostada a Carmona que se fue alto. Antes, Del Moral también asustó con un derechazo desde la corona del área ligeramente mordido.

Nahuel se anticipa a Carmona y remata de cabeza. Nahuel se anticipa a Carmona y remata de cabeza.

Nahuel se anticipa a Carmona y remata de cabeza. / Juan Ayala

Todo el buen partido de los blanquiverdes merecía el premio del gol antes del intermedio. Y así fue. Jesús Álvaro robó en campo propio y lanzó una contra que condujeron Willy y Mario Ortiz... y que el propio lateral canario culminó con un zurdazo raso, ajustado al palo con escuadra y cartabón, para que Rebollo solo pudiera hacer la estatua. Era el minuto 35 y, al contrario que otras veces, el cuadro local no bajó el ritmo, no viró el paso sobre el que tan bien estaba cimentando su actuación. Siguió a lo suyo, defendiendo con orden, fuerza e inteligencia, y controlando siempre que era posible a su rival teniendo la posesión, hasta amenazando para hallar el segundo, como Traoré con un latigazo ya camino del intermedio.

Dos lesiones, fallos claros... y el rejón de muerte

Lógicamente, lo ocurrido en el primer acto gustó muchísimo menos a Manel Ruano, técnico del filial, que ya movió toda su banda derecha para el segundo acto, intentando dañar, y también frenar la buena conexión entre Jesús Álvaro y Nahuel. De paso, esa modificación le permitía acomodar por dentro a su futbolista con mayor calidad, un Rodri en la órbita del primer equipo que tardó -por suerte- en entrar en dinámica, pero cuyas apariciones, ya más seguidas, en los primeros minutos de la reanudación dieron otro aire al Betis Deportivo, que empezó a estirarse y a llegar, con centros laterales, a las inmediaciones del área de Frías.

La respuesta del Córdoba ya no era defender arriba, sino en bloque medio, lo que facilitaba las transiciones visitantes ante un cuadro local que empezaba a necesitar fuelle. Para muestra, un par de jugadas, una en cada área: en la propia, una carrera de Baena al espacio que la mala salida de Frías al menos sirvió para dejar sin opción de remate mientras replegaban sus compañeros; en la contraria, un par de intentos de Willy sin acierto, primero al envío de Robles y luego al rechazo de un zurdazo de Álvaro repelido por Rebollo. Esas primeras muestras de falta de físico tuvieron continuidad, sin hallar una mirada cómplice en el banquillo.

Empezaba a quedar patente que el CCF estaba cayéndose, pidiendo a gritos exprimir las ventanas para hacer algún cambio. Porque ese cansancio, más allá de impedir llegar al balón con esa ventaja de antes o con la claridad mental para construir con criterio, empezó a facilitar las cosas al filial, que casi de la nada se topó con un regalo que Raúl García no supo hacer bueno por el repliegue in extremis de Djetei y Álvaro. Fue entonces cuando Alfaro se decidió a mover algo, pero como viene siendo habitual, con una sola sustitución: Piovaccari por Willy para mantener la primera línea de presión e intentar aprovechar alguna contra.

Los jugadores del Betis Deportivo celebran su victoria en El Arcángel. Los jugadores del Betis Deportivo celebran su victoria en El Arcángel.

Los jugadores del Betis Deportivo celebran su victoria en El Arcángel. / Juan Ayala

De hecho, el italiano tuvo una nada más entrar que resolvió con un tiro centrado, al cuerpo del meta. Pero fue a partir de ahí cuando empezó a torcerse todo. Djak Traoré, en un mal giro, se lesionó la rodilla izquierda y obligó a agotar las ventanas de cambios con la entrada a la carrera de Xavi Molina, lo que hizo que el Córdoba terminara con diez porque poco después fue Alberto del Moral quien se lastimó el tobillo izquierdo en un salto. Esa mala fortuna no quedó ahí.

Valverde falló una contra muy clara dejando abierto un partido que el Betis Deportivo se encargó de voltear en el alargue de una forma inverosímil. Dani Rebollo, el portero, hizo el empate con un cabezazo libre de marca a la salida de un córner y, con los blanquiverdes a la desesperada arriba, una contra de Ndo la culminó Mizzian con un cabezazo al ángulo nuevamente sin oposición. Ahí murió el partido y la primera fase de la temporada, que aparta a la escuadra cordobesista de la carrera por el ascenso antes de tiempo y le obliga a pelear con todo por el mal menor de entrar en la Primera RFEF. Es lo que toca.

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