No hay tiempo para lamentarse. El Córdoba CF regresa este domingo a la carretera por segunda semana consecutiva para visitar al Real Madrid Castilla, un rival mucho más peligroso de lo que dice la clasificación y ante el que los hombres de Iván Ania pretenden recuperar la sonrisa después del revés que supuso el empate conseguido en Mérida.

En el Romano José Fouto, el Córdoba cometió un pecado propio de esos boxeadores que, al verse netamente superiores, bajan las manos y empiezan a conceder al rival oportunidades para conectar. El Mérida, que hacía las veces de púgil timorato que se vio pronto contra las cuerdas, aprovechó ese exceso de confianza de los blanquiverdes y equilibró la contienda hasta el punto de estar cerca incluso de haberse llevado la victoria.

Aprendida la lección de que no cabe relajación alguna hasta que el árbitro pita el final del partido, y siguiendo ese símil boxístico, el Córdoba CF viaja hasta Valdebebas con la guardia alta. Nada de hacer aspavientos delante del rival. Más bien al contrario, puños altos, concentración y ambición para tratar de asestar -esta vez sí- un golpe definitivo que no permita la reacción de su contrincante.

Y es que en esta ocasión, además, el conjunto cordobesista tiene motivos más que de sobra para recelar del rival y perseguir la victoria desde la máxima humildad. En primer lugar, porque el Castellón cumplió en su visita al Intercity y estiró su renta hasta los ocho puntos, dando un paso de gigante hacia ese ascenso directo al que el CCF no quiere renunciar de manera prematura.

En segundo lugar, ya centrados en el propio partido, porque al contrario de lo que sí se podía aplicar al Mérida, el Real Madrid Castilla no forma parte de esos equipos destinados a sufrir para salvar la categoría en esta exigente Primera Federación. Los avatares de la competición han llevado al filial madridista a verse en una posición incómoda, decimoterceros y con los puestos de descenso a seis puntos. Y eso gracias a la victoria lograda la pasada semana en el feudo del Atlético Baleares, donde lograron tres puntos que sirvieron al equipo de Raúl González Blanco para ahuyentar los fantasmas.

La clasificación dice que el Real Madrid Castilla no debe ser un rival temible, pero la realidad es bien distinta. Quizás ni siquiera resulte exagerado afirmar que la visita al feudo blanco es uno de los partidos más exigentes y complicados que le restan por jugar al Córdoba en este tramo final de liga. Para muestra, los precedentes, que señalan que el CCF nunca ha sido capaz de ganar a domicilio al segundo equipo madridista.

Y es que, por más que se esté mostrando irregular, el Castilla atesora calidad y potencial para imponerse a cualquier rival que se lo ponga por delante si tiene una tarde brillante. En su plantilla resaltan jóvenes valores del Real Madrid como Nico Paz y Álvaro Rodríguez, quienes hace tiempo que debutaron con el primer equipo y hasta estrenaron su cuenta goleadora al máximo nivel. Tampoco hay que obviar a otros talentos de gran proyección como el meta Cañizares, el carrilero Vinicius Tobías (gran inversión económica del club blanco) o Gonzalo.

A favor del equipo blanquiverde juegan las ausencias por acumulación de amonestaciones de los centrocampistas Manuel Ángel -autor del 0-1 en El Arcángel en la primera vuelta- y César Palacios, dos bajas que pueden hacerse notar en las filas blancas.

El Córdoba CF, por su parte, comparece en Valdebebas sin Casas, su ariete de referencia y el hombre que el año pasado firmó uno de los goles de la temporada en la visita al Castilla. Una baja que, por tercera semana consecutiva, podría llevar a Iván Ania a apostar por la dupla formada por Kuki Zalazar y Kike Márquez como punta de lanza.

Deseoso de demostrar que el tropiezo en Mérida solo fue fruto de una mala tarde, el Córdoba CF debe superar ahora la exigente prueba ante el Real Madrid Castilla para renovar su candidatura al ascenso directo.