La transferencia de resultados al mundo empresarial y la innovación van ligados. Tanto uno como otro no se pueden entender por separados, ya que dependen de ellos mismos de su propia evolución. Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer para que esta transmisión de conocimientos académicos llegue al sector productivo de la mejor manera, sea factible y la sociedad reciba los beneficios de su aplicación. Para el rector de la Universidad de Córdoba (UCO), José Carlos Gómez Villamandos, el camino más adecuado para conseguirlo "es ir de la mano para contar con un economía basada en la innovación". Ésta fue una de las ideas que expuso Gómez Villamandos durante su intervención en la conferencia Innovación y transferencia. De la universidad a la sociedad, un encuentro organizada por el Grupo Joly y patrocinado por Telefónica, que se celebró el martes por la noche en las dependencias de Bodegas Campos. A pesar de intentar contagiar un espíritu renovador en su discurso y de transmitir la necesidad de cambios, el también catedrático de Anatomía y Anatomía Patológica Comparadas reconoció que en la actualidad "hay una sensación de desazón porque parece que no hemos avanzado mucho" en el ámbito de la innovación y la transferencia de resultados desde el mundo académico al sector empresarial.

Para dar la vuelta al discurso y a la realidad actual, el rector de la UCO incidió en que lo que necesitan la innovación y la transferencia de resultados es que se produzca "un cambio cultural importante" y también dentro de las propias empresas. Es decir, que las compañías tengan el "deseo de innovar, mientras que las universidades tienen que ser atractivas para las empresas". Con ello, continuó, se crearía "un ecosistema, un ambiente innovador". Sin embargo, según Gómez Villamandos, son varios los condicionantes a los que se enfrentan las empresas españolas para poder innovar de una manera correcta. Uno de ellos es su propio tamaño -mediano o pequeño-, otro el sector en el que se innova, ya que puede ser más lento o rápido, según sea uno u otro. A estos dos condicionantes, según el rector, se suma el hecho de que "los empresarios tengan claro que su producto se tiene que cambiar" con la innovación, es decir, que no se puede seguir vendiendo siempre el mismo producto. Pero aún hay más, Gómez Villamandos consideró que otro de los factores que ralentizan el devenir de la innovación en España es que hasta el momento "el discurso iba por un lado y el desarrollo por otro" y añadió que incluso la Universidad "no tiene medios para reconocer la innovación", debido al actual sistema de acreditación del profesorado.

Sin embargo, en este punto lanzó un mensaje de optimismo al señalar que esta situación "ahora está cambiando" y comenzó a exponer datos acerca de la financiación empresarial en investigación y desarrollo en España. "Hay una inversión clara y real a pesar de la crisis", anotó y destacó también "la confianza en el sector empresarial por parte de la universidad". Así, detalló que hasta 2002 en España había 5.600 empresas innovadoras, una cifra que en 2009 se elevó a las 7.500. Este tipo de compañías se redujo hasta 2012, un comportamiento derivado del propio "descenso de los beneficios de las empresas, que hacen que las inversiones vayan a otra parte", anotó. Sin embargo, Gómez Villamandos señaló que "el porcentaje de empresas que innovan con la Universidad no cae, lo que ratifica la confianza empresarial en ella". Aunque son las áreas de ingeniería y tecnología las que copan la inversión en innovación, apuntó que las Ciencias Naturales y las Ciencias Sociales concentran el 18%, respectivamente, mientras que las Humanidades y las Ciencias Biomédicas "se encuentran casi al mismo nivel". Con todo ello, el rector de la UCO aseguró que ahora "hay posibilidades de transferir en todos los campos". Claro que para ello también es necesario aligerar la actual burocracia y mejorar, entre otros aspectos, "la captación de recursos y salir fuera", señaló.

Otra de las opciones a mejorar, según Gómez Villamandos, es buscar "alianzas" entre los diferentes equipos que en Córdoba trabajan en la transferencia y la innovación. Como ejemplo aludió a que la Universidad tienen su propia Oficina de Transferencia de Resultados de la Investigación (OTRI), el Campus de Excelencia Internacional Agroalimentario -ceiA3- cuenta con la suya propia, al igual que el Parque Tecnológico Rabanales 21 y el Instituto de Investigación Biomédica (Imibic) Maimónides. Es decir, cuatro instituciones científicas con cuatro entidades que trabajan con el mismo fin, pero que lo hacen, en la mayoría de los casos, de manera independiente. Para evitar que cada una trabaje por su cuenta, defendió la opción de "ir al modelo contrario, es decir, ir a la concentración, respetando su autonomía para evitar competir entre nosotros mismos".

No tuvo reparos tampoco el rector de la UCO en reconocer las malas prácticas de la Universidad y asegurar que "no formamos con el perfil necesario para que los alumnos sean capaces de afrontar el reto de la innovación" y tampoco en la situación "problemática" en la que se encuentran actualmente los centros tecnológicos porque "no han dado el resultado esperado". Así, consideró que es necesario "retomar estos centros como herramienta a la innovación". En su intervención no se olvidó de las empresas de base tecnológica que surgen de manos de investigadores, si bien, indicó que en muchas ocasiones el problema es el largo proceso que tienen que seguir para su constitución, además de su falta de competitividad. En este punto, advirtió de que otro de los problemas que impiden una mayor innovación es que el "la empresa nos ve -a la universidad- como una empresa de prestación de servicios y, eso no es transferencia". Por ello, subrayó que "hace falta que el sector empresarial confíe en la innovación y que se apueste por la inversión en investigación y desarrollo".