migración

Cuando el futuro es el único destino

  • La mitad de los subsaharianos llegados a Córdoba ya han partido hacia Madrid y Barcelona y el resto lo hará a lo largo del día hoy

  • La mayoría decide no quedarse a vivir en la ciudad

Un par de jóvenes subsaharianos pasean por los alrededores de Vista Alegre.

Un par de jóvenes subsaharianos pasean por los alrededores de Vista Alegre. / reportaje gráfico: juan ayala

Camerún, Gambia, Senegal, Guinea... Varios orígenes y un único destino: una vida mejor. Hoy esos países africanos ya se han cambiado por ciudades como Madrid y Barcelona. Las grandes capitales españolas componen, junto a Bilbao, Almería y países como Francia, los puntos elegidos por la mayoría de los subsaharianos que en estos días están de paso por Córdoba, bajo el amparo de Cruz Roja, tras haber recalado en España con una patera como medio de transporte.

Ayer, la mitad del grupo de 209 personas ya partieron hacia sus destinos elegidos, mientras que el resto decide aún dónde irá e intenta contactar con sus familiares o amigos en España para poder reunirse con ellos. Así estaban ayer, llamada tras llamada y una sonrisa cuando al otro lado descolgaban el teléfono. La mayoría habla francés, por lo que Cruz Roja dispone de casi una decena de traductores para intentar asesorarles, darles la cobertura médica y también explicarles cuáles son sus oportunidades a partir de ahora. En Córdoba podrán pasar tan solo 48 horas, lo que implica que mañana, como muy tarde, todos hayan partido ya hacia sus destinos. Lo harán -o lo han hecho- gracias al apoyo de Cruz Roja, entidad que les gestiona y paga el viaje con fondos del Gobierno central. La mayoría viajará en autobús, otros en tren, y aquellos que decidan ir hacia otro país serán trasladados a destinos como Irún o Barcelona para que, a partir de ahí, se busquen la vida que es, al fin y al cabo, a lo que vienen a España.

Pocos han decidido quedarse en Córdoba, si bien Cruz Roja sí da la oportunidad de utilizar su centro de acogida en Puente Genil a aquellos casos más vulnerables, como las madres que vienen con sus hijos. Este podría ser el caso de Afoe Victorine, que ha venido hasta las costas andaluzas en compañía de su hijo de cinco años, Betana. De momento, y como explicaba ayer con su niño en brazos, su objetivo es viajar hasta Francia. A pesar de no hablar ni pizca de español, Afoe contaba que su hijo lloró mucho durante el viaje en el mar, sin embargo, la tierra firme parece haber sido el mejor remedio para olvidar esas horas. Betana se encuentra sano y bastante orgulloso de tener una pulsera de Cruz Roja en su muñeca y también queda ya en el recuerdo lejano un viaje que cada día hacen entre 300 y 500 personas, el número de migrantes subsaharianos que llegan a diario a las costas andaluzas.

Muchos de los que han llegado estaban estudiando en su país de origen, son jóvenes y están sanos y entienden que España guarda mejores oportunidades que su tierra. Informática, por ejemplo, era el curso que uno de estos jóvenes estudiaba en su país de origen, pero al darse cuenta de que no se le daba muy bien decidió emprender este viaje que cuesta la vida a muchas personas.

La barrera idiomática no ha supuesto un escollo para que estas personas aprendan algunas palabras en español, la primera de ellas, "gracias". Como contaba ayer el director de Intervención Social de Cruz Roja Córdoba, Germán Ayala, son muchos los cordobeses que a título personal han acudido hasta el pabellón de Vista Alegre, donde se les ha acogido, para ofrecer ayuda o para llevar cosas, como juguetes o golosinas para los más pequeños. Esa solidaridad vino también del Consejo de Distrito Poniente Sur que ayer manifestó su total predisposición para colaborar en la recepción, así como para atender a aquellos que quieran quedarse.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios