Foro Romano, 12

La ciudad que se impuso a Fitur

  • Hoy concluye una nueva edición de la feria de turismo, con la consiguiente demostración de que a Córdoba esta cita no le sirve para mucho en la actualidad

José María Bellido e Isabel Albás, en un acto en Fitur.

José María Bellido e Isabel Albás, en un acto en Fitur. / El Día

Reconocía el alcalde hace unos días que sabía lo que pensaba la gente sobre Fitur. Lo hacía pocas horas antes de partir hacia Madrid para presentar en Callao Córdoba Mágica, otro de los proyectos turísticos de promoción de la provincia. Pues eso, comentaba Bellido que había quienes pensaban que los políticos iban a Fitur para pasar una semanita a gastos pagados en la capital y quitarse del mundanal ruido de las provincias. También aseguró que el objetivo de este año era demostrar que no es así, que Fitur sirve para algo, no se sabe para qué, pero para algo.

Vamos a ponernos serios. Las posibilidades de Fitur no hay quien las niegue, pero si se va cómo hay que ir, claro. Si se hace lo de todos los años, que parece ser que es lo que se ha hecho, Fitur es un cambio de decorado. Donde tendría que estar la sala de prensa del Ayuntamiento están cuatro paredes de pladur y donde se supone que está el Centro de Recepción de Visitantes hay un espacio coworking que vienen a ser dos mesas y cuatro sillas. Incluso Callao parecía el Salón de Mosaicos del Alcázar de los Reyes Cristianos, pero con canapés y en la capital madrileña.

Fitur fue y es lo más parecido a una tomadura de pelo. Un espacio al que no se le saca rendimiento porque parece que en esta ciudad estemos resignados a poner el piloto automático con el turismo. Cuando se presentó la programación que se iba a llevar a esta feria se habló de promocionar el caballo -increíble novedad- y de potenciar el turismo de congresos, y vendieron aquello como si estuvieran dando los titulares de sus vidas; un poco de seriedad.

Esto lo ha hecho el gobierno municipal de PP y Cs y los que estuvieron antes, de todos los partido políticos, que quede claro. Lo que ocurre es que este año hay un agravante y es cómo se han realizado las cosas desde la Delegación de Turismo y desde el instituto municipal del ramo. No pasa nada por reconocer los errores, pero sí cuando se quieren maquillar como un error protocolario. Lo del Imtur, hay que admitirlo, no es un error protocolario.

A nuestros políticos se les llena la boca defendiendo las cualidades patrimoniales y culturales que tiene Córdoba para venderla turísticamente. Señores, no están descubriendo la pólvora. Córdoba se vende sola, a esta ciudad no le hace falta mucho para que los de fuera se enteren de todas las cualidades que reúne de cara a la galería. Lo que sí es necesario es gestión, y eso es lo que se echa en falta.

En el Imtur se están cometiendo una serie de errores que empiezan a clamar al cielo y desde el gobierno municipal apenas se dan explicaciones. El alcalde, José María Bellido, obviamente, no es el único responsable. Hay que pedir explicaciones a Isabel Albás, presidenta del Imtur, que convoca el Consejo Consultivo del instituto cuando medio sector turístico está, precisamente, en Fitur. Lo convoca, además, para que dé el visto bueno a los presupuestos, algo que obviamente no se ha podido llevar a cabo.

Córdoba ha cerrado el año ganando turistas, lo que demuestra que la ciudad se basta por sí misma para salir adelante en este sector, sobre todo teniendo en cuenta lo poco que se ha ejecutado en esta materia. Solo cabe esperar que se corrija el sendero, porque si la ciudad ya triunfa por sí sola, imaginemos si encima somos capaces de ayudarla.

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