Córdoba

Rebujito y sevillanas para un gran inicio de Cruces

  • La segunda del calendario cumple con creces en un arranque con sol y buen tiempo que llenó los espacios, sobre todo, a medida que entraba la noche

La zona del Bailío fue una de las más concurridas por la noche.

La zona del Bailío fue una de las más concurridas por la noche. / reportaje gráfico: Jordi Vidal

Mayo ha cogido carrerilla, sin haber empezado aún, y ya no hay quien pueda pararlo. La segunda del calendario, la fiesta de las Cruces, arrancó ayer con un tiempo espectacular que podrá tornarse algo más gris a medida que avancen los días. Tras la Cata de Montilla-Moriles había ganas de vino, pero esta vez, aunque a algunos puristas le resulte más que un desatino, había que mezclarlo con seven up. Desde las 12:00 muchos recintos ya habían encendido los altavoces dando la bienvenida a Ecos del Rocío y Cantores de Híspalis, a la rumba de siempre y al reguetón adaptado por Raya Real para que pueda compatibilizarse con los claveles de las cruces y con el meneo de brazos que no permite derramar una gota de rebujito mientras se bailan las tradicionales sevillanas.

Un grupo de amigos, con barril reservado en la cruz de la Paz -la de la Cuesta del Bailío-, se entonaba ayer sobre 14:00 para pasarse casi todo el día al calor de la fiesta. "Este año pretendemos hacer pleno y venir todos los días, aunque alternaremos mediodía y noche para no acabar muy mal", bromeaba Carlos, el más joven del grupo.

El mediodía se convirtió en espacio de convivencia de compañeros de trabajo que se despiden antes de los cuatro días de puente que quedan por delante. Allí estaban Rosa, Antonia, Mamen y Encarni, en la cruz de la residencia Jesús Nazareno, que aunque no tienen puente salieron a las 15:00 y pudieron disfrutar un rato de las cruces. "Nosotras venimos cuando no hay mucha bulla, la noche se la dejamos a los jóvenes", comentaba Encarni mientras comía un trozo de flamenquín bañado en mayonesa.

Y sí que hubo bulla, mucha, como cada año. Siguen triunfando esas cruces de aglomeración, muy diferenciadas de las familiares por estar en lugares más amplios y por congregar a miles de jóvenes. El Císter, San Nicolás, San Hipólito, Santa Marina o el Bailío volvieron a repetir un año más el lleno absoluto en sus alrededores. En estas barras estaba bastante complicado eso de pedir ticket porque las colas eran tremendas. Eso sí, las ganas de Cruces no las quita nadie y si hay que esperar media hora para beber rebujito y bailar sevillanas, se espera.

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