Tradiciones

Notas cordobesas en el Día de Todos Los Santos de 2023

Dos mujeres en el cementerio de San Rafael el Día de Todos los Santos de 2023.

Dos mujeres en el cementerio de San Rafael el Día de Todos los Santos de 2023. / Miguel Ángel Salas

La modestia de los cordobeses, enemigos de las falsas ostentaciones, se revela en los cementerios. "No hay en ellos túmulos suntuosos que suelen ser obra de la vanidad y del orgullo", sino más bien "de la piedad y del afecto", dejó escrito Ricardo de Montis en el segundo tomo de sus Notas cordobesas (1914). Y añadía que: "Solo se elevan en nuestras necrópolis sencillos mausoleos, mientras el cariño erige monumentos grandiosos, a los seres que ya no existen, en los corazones de sus deudos". 

El clásico periodista cordobés, coetáneo de la generación del 98, que dejó un legado histórico y costumbrista de las tradiciones, el urbanismo y la sociedad cordobesa de su época, dedicó un episodio, dentro de sus 11 volúmenes sobre Córdoba, a los dos camposantos de la ciudad que estaban entonces y que se mantienen hoy: "El de Nuestra Señora de la Salud es más pequeño que el de San Rafael por corresponder a una parte más reducida de la población, pero tiene mejores enterramientos que el otro", afirmaba.

Ha pasado ya más de un siglo de aquellas notas cordobesas. Es 1 de noviembre, Día de Todos los Santos del año 2023. Pero lo que entonces escribió De Montis sigue intacto. Los cementerios son un archivo histórico en el que están enterrados bajo piedra los protagonistas que actuaron día tras día en el escenario de la ciudad, por lo que también está enterrado el pasado de Córdoba.

En el cementerio de la Salud seguían durmiendo el sueño eterno este miércoles "personas de gran valía" que mencionó el periodista cien años antes, como José Rey Heredia, Luis María Ramírez y de las Casas Deza o el docto magistral don Manuel González Francés. Cerca del segundo patio, también continuaba en pie, y con ramos de flores frescas, el mausoleo que conserva las cenizas del primer Califa del toreo, Rafael Molina Sánchez Lagartijo, que entonces era "indudablemente el más visitado". En las notas cordobesas de 2023, habría que añadir también el mausoleo de Guerrita y las tumbas de Manolete y Machaquito.

Gran parte de ellas, como la del Guerra o la del Monstruo son mantenidas durante el año por Miguel de la Rubia, descendiente de la familia que custodiaba y vivían en el cementerio de la Salud "hasta principios de la década de los 80", cuenta a El Día. En un día como el de Todos los Santos, Miguel se pasea de arriba abajo cobrando los arreglos -además de portero del cementerio, su padre se especializó en el oficio de marmolista aprovechando la coyuntura y lo aprendió también su hijo- y la limpieza a las mismas familias que ya contrataban los servicios de sus abuelos y sus padres. Así lo corrobora Estela, bisnieta de Guerrita, después de colocar los ramos y rezar una oración en el mausoleo del torero. 

"Esta semana ha sido especialmente intensa por los daños provocados por el temporal", asegura Miguel, a la par que se deshace en indicaciones de todo el que le pregunta -que son bastantes-, por las ubicación de distintas calles del cementerio. "No me lo sé como la palma de mi mano, pero si me preguntas por un apellido sé ubicarlo más o menos", afirma modestamente.

Mausoleo de Guerrita en el cementerio de la Salud. Mausoleo de Guerrita en el cementerio de la Salud.

Mausoleo de Guerrita en el cementerio de la Salud. / H.G.

En la página de Cecosam (empresa municipal de Cementerios y Servicios Funerarios) hay un buscador de los fallecidos que se encuentran enterrados en las necrópolis para saber su lugar exacto, pero no funciona concretamente en el Día de Todos los Santos. Está todo colapsado. También el trabajo en el cementerio, confirma uno de los operarios. "Estamos dos personas trabajando. Diariamente entran aquí unas seis o siete personas, muy pocas, pero en un día como hoy se multiplica esto por 5.000, por lo menos". Además, según su percepción por la cantidad de idas y vueltas que llevaba descargando cubos de basura, "este año ha venido más gente de lo normal".

En su artículo sobre los cementerios, Ricardo de Montis sostenía que las necrópolis de Córdoba estaban "muy mal situadas a consecuencia de su proximidad a la población". Durante muchos años no se permitió la entrada en los días de Todos los Santos y de los Difuntos, cuenta el cronista, "basando la prohibición en prescripciones de la higiene, pero era en realidad por el plausible objeto de evitar espectáculos poco edificantes".

Ricardo De Montis murió el 3 de julio de 1941, a los 70 años, a causa de una hemiplejia. Falleció prácticamente en soledad y sin descendencia, habiendo dejado por escrito al lector, 30 años antes, cuál sería su próximo destino: "A la entrada del cementerio de la Salud hay un modesto panteón, sellado por la pátina del tiempo que guardará mis despojos; si me sobrevives y eres creyente, cuando visites la ciudad de los muertos eleva una oración por el humilde cronista".

La ciudad de Córdoba lo reconoció y homenajeó desde el mismo momento de su fallecimiento concediéndole entierro gratuito y nicho a perpetuidad en el cementerio de la Salud, pero no lo busquen en ningún panteón, ni a la entrada. El gran cronista que nos contó la Córdoba contemporánea de finales del siglo XIX y principios del XX descansa en la calle San Carlos fila 1, número 14, tras una reja oxidada y cochambrosa, olvidada y con un ramo de flores muertas.

Nicho de Ricardo de Montis en el cementerio de la Salud. Nicho de Ricardo de Montis en el cementerio de la Salud.

Nicho de Ricardo de Montis en el cementerio de la Salud. / H.G.

 

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