Arte

Mariano Aguayo reúne más de 60 años de arte en una retrospectiva en la sala Vimcorsa de Córdoba

Un hombre observa dos obras de temática taurina de la exposición de Mariano Aguayo en Vimcorsa.

Un hombre observa dos obras de temática taurina de la exposición de Mariano Aguayo en Vimcorsa. / Miguel Ángel Salas

El artista cordobés Mariano Aguayo (1932) exhibe en la sala Vimcorsa una retrospectiva de más de 60 años de trayectoria en los que ha trabajado la pintura, el dibujo e incluso la escultura.

La exposición, que se inauguró la pasada semana, podrá visitarse hasta el 17 de septiembre en horario de martes a sábado de 10:30 a 13:30 y de 18:00 a 21:00, y los domingos y festivos de 10:00 a 14:00.

La figura de Mariano Aguayo goza de enorme popularidad en Córdoba gracias a su maestría para el dibujo y a la audacia con la que interpreta los asuntos cinegéticos y taurinos. Es un gran experto en la caza, asunto que ha representado en infinidad de lienzos y acuarelas, y al que dedicó más de una veintena de publicaciones de referencia, además de incontables artículos en prensa.

Es un gran aficionado a la tauromaquia y suyo es, por ejemplo, el histórico cartel de la corrida benéfica que inauguró la Plaza de Toros de Córdoba en 1965; que se encuentra entre los mejores realizados en España.

Su trayectoria se inicia en la década de 1960, cuando se muestra muy cercano a la nueva figuración española. Forma parte de este movimiento de renovación plástica que proponía una superación de la dialéctica geometría/informalismo a través de un lenguaje plástico expresivo y liberado del rigor formalista.

Aguayo está presente en importantes exposiciones nacionales e internacionales que difunden esta nueva tendencia. Desde 1964 también es un activo dinamizador de la vida artística de Córdoba. Primero, dentro del equipo organizador del Salón Córdoba de 1964; luego, como programador de exposiciones en el Círculo de la Amistad.

La ambición retrospectiva de la exposición Mariano Aguayo. 1961-2023 permite transitar por las diferentes etapas creativas del artista, pero sobre todo descubre la coherencia interna en la evolución de su trabajo. Se constata, por ejemplo, cómo el retorno de Aguayo a la pintura en 2013 estaba inundado de referencias a su época neofigurativa de 1960. Con este gesto cierra un ciclo creativo, también vital, y se reivindica el artista, por encima de otras consideraciones, como un autor de su tiempo.

La exposición se compone de 80 obras de arte de Mariano Aguayo, la mayoría de ellas pinturas. También se incluyen dibujos y obras de diversas técnicas sobre papel, así como esculturas en hierro y bronce. Los contenidos de la exposición se completan con cinco vitrinas que contienen publicaciones, textos e ilustraciones realizados por Aguayo, así como una selección de catálogos de las exposiciones donde ha participado.

Las obras proceden de la familia de Mariano Aguayo, así como de diversos coleccionistas particulares de Córdoba y Sevilla.

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