Córdoba

Coronavirus en Córdoba: Cuando la rutina debe seguir por el bienestar de los mayores

Un grupo de residentes lleva a cabo una actividad en el centro.

Un grupo de residentes lleva a cabo una actividad en el centro. / Rosa García.

Parece que el tiempo se ha detenido fuera de los muros de las residencias de mayores. Las calles en los pueblos de Los Pedroches están vacías como en una siesta de verano, pero tras esas paredes donde muchos mayores están acostumbrados a una rutina diaria, la vida continúa, más allá del confinamiento por el covid-19. Y son precisamente ellos a los que protege la sociedad, por ser ellos los más susceptibles de convertirse en víctimas del coronavirus.

La comarca de Los Pedroches tiene una población muy envejecida, las residencias de mayores y la ayuda a domicilio son fundamentales para ellos, no sólo como nicho de mercado, sino como devolución de las atenciones que ellos ya nos dieron en su día. Y ellos, que han recorrido una larga existencia hasta llegar a hoy, no pueden encontrar en sus recuerdos situaciones similares a la que estamos viviendo, con el confinamiento obligado en nuestros hogares durante un largo mes.

Cruzamos de forma virtual y telefónica los muros de la residencia de mayores El Salvador, de Pedroche, donde conviven diariamente 147 residentes y 80 trabajadores que les atienden, siendo ésta la residencia con mayor capacidad de la comarca, para conocer cómo viven ellos este estado de alarma que tan nuevo es para nosotros como para los residentes. Una de las máximas que se han marcado en la residencia de Pedroches es que "no se debe alterar la rutina de los mayores", relata Consoli Campos, directora en funciones, jefa de personal y de calidad, "pero queremos que estén al día de lo que sucede, queremos hacerlos partícipes de lo que ocurre, para que entiendan porqué ya no pueden salir al paseo o al parque que tenemos en frente". Ellos siguen el día a día como antes, con el mismo personal encargado de las distintas tareas que ocupan los días de los mayores, para que su atención no varíe en nada.

La rutina establecida continúa, cada mañana siguen sus talleres de lectura de prensa, de colorear, la gimnasia grupal de las tardes, los talleres con las tablets y los bingos para animarles. Pero también hay algunas variaciones que los mayores están acogiendo con mucho ánimo, y es que se les pone música en el patio interior y se les anima a bailar, además de proyectarles cine.

Una de las residentes en el centro habla con su familia a través de videollamada. Una de las residentes en el centro habla con su familia a través de videollamada.

Una de las residentes en el centro habla con su familia a través de videollamada. / Rosa García

Pero si los mayores han notado este confinamiento por algo, ese algo es la falta de visita de sus familiares, que para ellos son esenciales. Y para que una llamada telefónica no sea un contacto tan frío, los trabajadores de la residencia prestan sus teléfonos móviles para que los familiares puedan hacer videollamadas a sus mayores. Consoli Campos asegura que los mayores están encantados con esta nueva forma de comunicarse: "Les sorprende ver a sus familiares en el teléfono y poder hablar con ellos como si estuvieran delante, así conseguimos que las restricciones de visitas de los familiares al centro no sea para los mayores algo tan duro de llevar". "Ellos están muy agradecidos por haber pensado en la manera de acercarles a sus familiares, aunque sea en forma de videollamada", cuenta Consoli Campos.

La residencia de El Salvador de Pedroche está al día de todos los protocolos que se deben llevar a cabo, y aseguran que no hay ningún caso de contagio a día de hoy, por eso, siguen a rajatabla las recomendaciones sanitarias que les van llegando. "Para los residentes puede resultar chocante el vernos todo el día con guantes y mascarillas, pero se lo hemos explicado todo desde el primer día", relata Campos, quien asegura que ya el 10 de marzo, cuando se celebró el Consejo de Mayores del centro, la doctora les explicó lo que podía suceder y cómo debían lavarse las manos para evitar contagios.

Una de las visitas inesperadas fue la de los miembros de la UME para labores de desinfección, al ser una de las que cuentan con mayor número de residentes, algo que agradecieron mucho, a pesar de que se ha reforzado en estos días el personal de limpieza y también de auxiliares, que están cumpliendo con todo lo relacionado con la desinfección por el riesgo de contagio.

A los mayores les ilusionó esta visita y los recibieron con un aplauso de agradecimiento. En otros pueblos, como en El Guijo, los vecinos hicieron una cacerolada para agradecer al personal de la residencia el buen trabajo que estaban realizando en el cuidado de sus mayores.

Dos mayores del centro de Pedroche en un taller de movilidad. Dos mayores del centro de Pedroche en un taller de movilidad.

Dos mayores del centro de Pedroche en un taller de movilidad. / Rosa García

En cuanto al material necesario para evitar el contagio, Consoli Campos asegura que "de momento no tenemos falta de stock, aunque también nos donaron hace unos días mascarillas desde la empresa de Pozoblanco Prosetta y estamos pendientes de recibir un envío de la Delegación de Salud, por lo que creemos que tendremos suficiente mientras duren estas medidas".

En algunos centros residenciales de mayores, aquellos residentes que pueden, están cosiendo mascarillas para el personal, como es el caso de la residencia de El Guijo o La Bella en Hinojosa del Duque. Estas tareas dependen del personal de Terapia Ocupacional, que ha decidido que aquellos que se vean capaces puedan colaborar. Además, también se están buscando patrones de batas desechables que se destinarán al personal.

Los protocolos a seguir en las residencias en caso de sospecha de contagio son muy estrictos, y se van actualizando de forma continua, por si existe el mínimo indicio de un contagio actuar con un aislamiento. Son los trabajadores los que más están notando las medidas estrictas, sobre todo en lo referente a la desinfección del calzado, la ropa y los objetos personales. Sin embargo, hasta el momento, los cambios de habitaciones y aislamientos son los que entran dentro de la casuística normal de funcionamiento de un centro de mayores. Y esperan que sigan así las puertas, cerradas a cal y canto al coronavirus.

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