La entrega de premios a las bodegas y los restaurantes que más se esfuerzan en "prestigiar" los productos de la Denominación de Origen Montilla-Moriles dio ayer el pistoletazo de salida a la XXX edición de la Cata del Vino, que acoge hasta el domingo en la explanada situada junto al Palacio de la Merced 28 expositores donde degustar todos los matices de los caldos de la provincia. La preinauguración reunió ayer en el patio Barroco de la Diputación a decenas de autoridades para festejar en torno a una copa las bondades de la primavera cordobesa; los stand quedarán abiertos al público hoy a las 13:30.

La Cata se convierte así en la "gran antesala" del Mayo Cordobés, como dijo la presidenta de la institución provincial, María Luisa Ceballos, quien subrayó el "trabajo intenso" realizado en pro de una actividad que pretende "unir la gastronomía y la cultura" y que, además, gira en torno a un producto que insufla "alegría de vivir". La delegada del Gobierno, Isabel Ambrosio, destacó el "esfuerzo" de viticultores, bodegueros y taberneros y subrayó que la Cata se "enriquece este año" dedicándola a los Patios, lo que supone una "magnífica oportunidad" para aprovechar esta "sinergia". Ambrosio dijo que, una vez asentado el "prestigio" de la Denominación de Origen, llega el momento de dar un paso adelante y trabajar en favor de la "innovación, la optimización de costes, la sostenibilidad o el enoturismo".

El subdelegado del Gobierno, Juan José Primo Jurado, recordó que el vino forma parte del "caudal inagotable de tradiciones" de  Córdoba y certificó el "apoyo absoluto e inquebrantable" del Gobierno central al marco Montilla-Moriles. El alcalde, José Antonio Nieto, resaltó que la Cata "no es la llegada de los bodegueros a la ciudad, sino un homenaje". "Es el momento de mejorar la distribución y la promoción, y la Cata  -argumentó- sirve de escaparate para ello".

El presidente del Consejo Regulador, Javier Martín, se convirtió en el maestro de ceremonias del acto institucional, que se alargó hasta la noche con la entrega de premios a la hostelería. Las tabernas El número 10, Ordóñez, La Cazuela de la Espartería, Bodegas Mezquita y La Montillana fueron consideradas por los expertos como los mejores templos para degustar un Montilla-Moriles. Puerta Sevilla, El Churrasco, Bodegas Campos, El Caballo Rojo y El Bandolero conforman el listado de restaurantes. La decisión se basa en factores como la presencia en el establecimiento de caldos de la provincia, la visibilidad de estos productos, la conservación del vino y cómo se realiza el servicio. El Consejo Regulador también entregó los premios del segundo concurso de pintura. Trabajo sobre retrato, de Ignacio Estudillo, se llevó el primer premio; el segundo recayó en Agridulce, de Clara Gómez Campos.