De Antonio López a Sorolla pasando por Julio Romero de Torres: una visita guiada por el MUREC
Contenido ofrecido por Diputación de Almería
El Museo del Realismo Español Contemporáneo expone más de 260 obras de los más importantes autores desde finales del siglo XIX a la actualidad
Joaquín Sorolla, Julio Romero de Torres, Ignacio Zuloaga, Antonio López o Rosario de Velasco son solo algunos de los grandes artistas cuya obra se puede visitar en el Museo del Realismo Español Contemporáneo que abrió sus puertas en Almería en marzo de 2024 gracias al impulso de la Diputación de Almería, que recuperó para la ciudadanía el antiguo Hospital Provincial, y a la gestión museística de la Fundación de Arte Ibáñez Cosentino.
El museo alberga más de 260 obras desde principios del siglo XX hasta nuestros días. Una de las mejores formas de conocer en detalle todo ese patrimonio cultural es con una de las visitas guiadas para grupos reducidos que se celebran los martes y viernes por la mañana (a las 11:00 horas) y los miércoles y jueves por las tardes (18:30 horas). Por 10 euros —aparte del precio de la entrada, que es de 5 euros— cualquier persona puede recorrer las diferentes salas con uno de los especialistas del Área de Dirección Artística del MUREC.
Las esculturas de los reyes de España, Felipe VI y Letizia Ortiz, dan la bienvenida en el espectacular patio del antiguo Hospital Provincial. Son obra de Antonio López, como tantas otras de las de este museo. De hecho, fue el artista nacido en Tomelloso, junto al almeriense Andrés García Ibáñez, uno de los grandes impulsores del MUREC.
La visita guiada comienza con las obras realizadas por Antonio López y Andrés García Ibáñez en la playa de Los Escullos. En esa primera sala el visitante ya percibe diferentes cosas. Por un lado, se da cuenta de la relación de amistad entre ambos pintores que dio origen al museo: trabajaron juntos e impartieron cursos en Olula del Río. Por otra parte, los cuadros de esta habitación definen a la perfección lo que es el realismo español contemporáneo y cómo el pintor capta en el lienzo, de forma fidedigna, la realidad que tiene frente a él, capturando incluso la luz de una hora determinada del día.
En la siguiente sala destacan obras de pintores de finales del siglo XIX y comienzos del XX, como Sorolla, Pinazo o Beruete. Se nota en ellos ya la influencia del impresionismo francés, donde el color predomina frente al propio dibujo y donde el autor se detiene en los paisajes y los retratos más que en otras temáticas más religiosas o míticas. También influye en la obra de algunos de ellos, como Sorolla, la invención de la fotografía. El visitante al MUREC puede apreciar cómo el artista valenciano pareciera que captara instantáneas con sus pinceles sobre el lienzo.
La visita guiada prosigue con la sala 3, donde la obra realista tiende más hacia el modernismo y el costumbrismo. La mirada del más neófito seguramente se pose en “Patio de los Arrayanes” de Sorolla, o en la prima Cándida de Zuloaga, pero los guías del museo se detienen ante un segador y una escena hortelana de Antonio Fillol, otro de los grandes pintores valencianos de la época. Su obra abarca el realismo social donde critica la sociedad de su momento.
Al otro extremo de la sala, un enorme cuadro de López Mezquita muestra una situación cotidiana, una operación de amígdalas, en un gran formato que solía reservarse para las grandes batallas épicas. No es una obra que busque representar la belleza, sino que quiere captar la realidad social y hacer una crítica.
La sala 4 avanza hacia el regionalismo simbolista y el tradicionalismo. Es irremediable que al entrar en esta habitación uno gire hacia la derecha buscando el que es, quizás, el cuadro más famoso de cuantos hay en el Museo del Realismo Español Contemporáneo. Es “La consagración de la Copla”, del cordobés Julio Romero de Torres. Personalidades como Machaquito, Lagartijo o Pastora Imperio nos miran directamente mientras que la Copla es coronada en un mundo con tintes oníricos.
En la siguiente sala, la 5, se aprecian algunos trazos del cubismo y otras vanguardias. Se ve claramente, por ejemplo, en un retrato de Vázquez Díaz a la actriz María Guerrero, donde a sus pies hay un perro casi transformado en piezas geométricas.
Otro cuadro que los guías destacan de esta zona es el “Bodegón con peces” de Rosario de Velasco. Ella fue la primera mujer en exponer en la Bienal de Venecia, una artista que durante muchos años ha quedado en el olvido pero cuya figura ahora se está recuperando y cuenta con una obra en este museo almeriense.
Siguiendo la visita, la sala 6 muestra obras de Togores, Ressendi, Eduardo Vicente, Prieto Coussent o Mallol Suazo, entre otros.
En la planta alta del MUREC están las obras más recientes, donde destacan los Realistas de Madrid, con Antonio López como principal referente. Retratos y bodegones predominan en este primer acercamiento al realismo contemporáneo, en la sala 7.
En la siguiente, la sala 8, es imposible no sentirse atraído por la enorme cabeza del “Prototipo para La Noche”, de Antonio López. Vigila desde el fondo del pasillo las obras de pintores como Joaquín Ramo, Enrique Gran, Félix Alonso, Lucio Muñoz, Paredes Jardiel y Luis Gordillo.
En la sala 9 continúa con el legado de Antonio López y algunos de sus discípulos. Del gran pintor destaca aquí su “Gran Vía en invierno”, una obra en lienzo donde se pueden ver incluso algunas anotaciones del artista que demuestran su forma meticulosa de pintar. Diez años tardó en finalizar la obra.
En la 10 se reúnen algunas de las obras más significativas del joven realismo, alumnos todos ellos de los talleres de Olula del Río. “¿Eso es una tarta del Mercadona?”, se pregunta uno de los visitantes. Efectivamente, ese y otros elementos llaman la atención del espectador y, a la vez, hablan de la realidad desde el lienzo. Y si de llamar la atención hablamos, el elemento más llamativo de esta sala quizás sea el “Funcionario” de Noé Serrano, un perro con cabeza humana que no deja indiferente a nadie.
Finaliza la visita guiada cruzando por el pasillo de esculturas que es la sala 11 hasta llegar de nuevo al patio. Una ruta circular de aproximadamente una hora en la que se recorre la historia del Realismo español desde finales del siglo XIX hasta nuestros días y que alimenta el gusanillo para ahora, más reposadamente, visitar de nuevo cada una de las más de 250 obras del MUREC.
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