Vinos de Montilla-Moriles y tapas de siempre: la taberna de la Judería donde comer rico y barato

Embutidos, quesos y algún que otro plato caliente componen la carta Bodegas Guzmán

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Tapas de Bodegas Guzmán / @Juusogastro

Las tabernas de la Judería de la Córdoba tienen un ambiente y oferta gastronómicas propios. Y este universo, de conversaciones y brindis en torno a una barra, no sería el mismo sin Bodegas Guzmán. Ubicado en la calle Judios, 7, es un auténtico vigía del arte del tapeo en la ciudad.

Entre sus incondicionales está el foodie carcabulense Alberto Pañero,'Juusogastro', quien asegura que "esta taberna es mucho más que un sitio donde beber y comer: es un refugio de tradición cordobesa que resiste, con orgullo y autenticidad, al paso del tiempo y a la gentrificación que poco a poco va transformando la Judería".

Así mismo destaca que "mientras muchos espacios se reinventan para el turismo, Bodegas Guzmán se mantiene fiel a su esencia, ofreciendo lo de siempre, como siempre. Aquí no hay artificios. Solo vino de la tierra, tapas sencillas y un ambiente que huele a historia y a Montilla-Moriles".

Pañero ha revelado a sus seguidores los mejores tips para disfrutar de la experiencia cuasi mística de traspasar su umbral. "Nada más cruzar su puerta, te atrapa una atmósfera única: mesas ocupadas con sus correspondientes tertulias, ambiente animado, parroquianos de toda la vida y forasteros con buen ojo que saben que han encontrado algo especia".

A la hora de pedir, "la carta es sencilla, pero efectiva. Medios de fino bien servidos de bodega propia y una cocina casera que acompaña con nobleza".

Pero ¡ojo! porque el orden de los 'factores' sí que altera el resultado entre los profanos en la materia: "Empieza con una tapita de salchichón ibérico, sigue con un queso curado con carácter, y no te pierdas las albóndigas con tomate, que piden mojar sopas desde que llegan a la mesa. Y para cerrar, su chorizo al vino. No falla".

Sin embargo, su valía va mucho más allá de su despensa: "Este lugar no necesita filtros ni florituras. Su encanto está en su verdad, en su resistencia silenciosa, en su capacidad de recordarnos que la esencia de Córdoba sigue viva en sitios como este".

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