La primavera ha llegado por todo lo alto a Nískalo (Av. Rosal, 1), un auténtico templo del sabor y la alta gastronomía cordobesa rodeado de naturaleza. Su chef y creador, José María del Pino, ha vuelto a sorprender a sus clientes con una carta que traduce los códigos, productos, sabores y colores de la estación más alegre del año.
A la hora del picoteo, propone bocados tan complejos y deliciosos como alboronía, morcilla de Burgos, crujiente de patata y piparrak. ¡Puro rock & roll directo al paladar!
Mucho más sutiles son las endivias a la brasa, crema de queso de cabra, reducción de fresas, pimienta y nueces. Aunque no hay que relajarse porque llegan las croquetas de chistorra y mayonesa de yema curada en Alhambra Reserva y ponzu.
No obstante, si hay una parte de la carta que encarna como ninguna otra la cocina de Del Pino -al margen de la época del año- es el Territorio Kanalla, donde confluyen esos platos tan suyos reflejo de una gastronomía de fusión y heredera de los viajes y experiencias del cocinero a lo largo y ancho del mundo.
Es difícil elegir entre el rollito tailandés, unas bravas muy traviesas, el wok de verduras y pollo con teriyaki de Palo Cortado o la mismísima hamburguesa Kanalla.
El apartado Madre Tierra es el correspondientes a platos con base vegetal. Arranca con un suculento salmorejo de tomate asado, picada de verduras y crujiente de jamón. Y prosigue con opciones tan inolvidables como su elegante berenjena al carbón, miso y miel, queso feta, daditos de pan y alioli de manzana.
No obstante, sus creaciones más contundentes se agrupan en Mantén Prendido El Fuego. Y como cabía esperar, sirve platazos redondos. No hay más que probar el arroz de costilla ibérica D.O.P. , espárragos, alcachofas y ajo negro; o bien su pluma ibérica D.O.P. marcada en brasas de encina, estofada con verduras y parmentier de patata. Definitivamente, es imposible renunciar a su solomillo de cerdo ibérico DOP, queso de cabra, fresa y pimienta.
Así mismo, en Nískalo nadie habla de postres, sino de Dulces Travesuras, en forma de fresas y frutos del bosque; o de bizcocho de zanahoria, crema de naranja y crujiente de chocolate. Aunque la sensación de la temporada es Y de postre manzanita... ¡Una auténtica fantasía sólo apta para golosos y comensales que dejen volar -y muy alto- su imaginación!
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