Torreparedones es un emplazamiento lleno de historia, pero sobre todo, es un lugar vivo, en constante evolución y que alberga muchos secretos aún por descubrir. Este yacimiento arqueológico ­declarado en 2007 como Bien de Interés Cultural (BIC)­ se encuentra en plena campiña cordobesa, entre los ríos Guadalquivir al norte y el Guadajoz al sur y a medio camino entre Baena y Castro del Río. A pesar de la importancia de esta superficie ­en la que permanecen restos de la época romana o de la Edad Media­, la apertura del parque arqueológico, llevada a cabo el 16 de enero del año pasado, ha sido el punto de partida para revitalizar este enclave del municipio baenense.

El yacimiento invita al visitante a sumergirse en la historia e imaginarse la vida en este punto de la Campiña, que se sitúa sobre una de las cotas más altas ­579,6 metros sobre el nivel del mar­, lo que le convierte en "el techo" de la zona. El éxito de estas instalaciones se ha visto reflejado en las más de 15.000 personas que visitaron este conjunto arqueológico durante el ejercicio pasado, lo que le ha convertido en un claro referente cultural e histórico no sólo de la localidad, sino de la provincia, e incluso, a "nivel nacional", tal y como informa la alcaldesa de la población, María Jesús Serrano, a lo que añade que "también se convierte en uno de los elementos indispensables para atraer al turismo y promocionar la ciudad".

Las primeras intervenciones en este punto tuvieron lugar en 2006. Sin embargo, una de las principales bazas de este emplazamiento es la potencionalidad histórica de los hallazgos, ya que los especialistas continúan encontrando nuevos restos que describen el transcurrir de las distintas culturas que han vivido en la zona. Entre estos descubrimientos, destacan los obtenidos en la excavación de la necrópolis oriental y en el entorno de la plaza del foro. En el primero de los casos, los arqueólogos han descubierto varios enterramientos de la época romana , así como el rito de inhumación e incineración en simples fosas revestidas con lajas de piedra, según señala a El Día el arqueólogo municipal, José Antonio Morena.

Sin lugar a dudas, los restos que más sorprenden a los historiadores son los que se están encontrando en la zona del foro, como es el caso de las esculturas de Livia y Tiberio, un retrato de Claudio y un torso de escultura thoracata, que podría repreT 1 sentar a Dominiciano o al emperador hispano Trajano. Y es que los restos clásicos con los que más satisfacciones le están dando a los distintos profesionales que están trabajando en Torreparedones; de hecho, las últimas piezas extraídas pertenecen a este periodo, concretamente, se ha identificado la curia ­espacio donde tenían lugar las reuniones entre duuvirios y decariones para tratar temas públicos de la ciudad­, que está localizada en la esquina del lateral noreste. En este espacio, se han conseguido recuperar diversos elementos escultóricos, varios brazos y una cabeza en mármol del emperador César Augusto, que podría haber presidido las asambleas del senado local, según explica Morena.

Una de las piezas que más han ilusionado a los expertos es un antebrazo perteneciente a una estatua de mármol que, según las estimaciones de los profesionales, podría medir en torno a los cuatro metros. Este elemento ­encontrado en noviembre del año pasado­ ha dado lugar a multitud de hipótesis sobre la morfología, como la que destaca el profesor de la Universidad de Córdoba (UCO), Ángel Ventura, que explica que podría ser una representación femenina sedente de la Dea Roma, similar a las conservadas en los Museos Capitolinos.

Otras de las ruinas encontradas en este lateral noreste son las que posiblemente pertenezcan a las termas públicas, diferentes a las que se hallaron en un principio, de origen republicano y mucho más antiguas.

Es precisamente en este punto del emplazamiento, donde se han dado los últimos descubrimientos de enero, cuando se hallaron cuatro estatuas, tres de ellas sedentes que podrían representar a divinidades, emperadores o emperatrices romanas, según destaca Morena.

Sin embargo la cultura clásica no es la única que cuenta con vestigios en este yacimiento baenese, ya que los estudios señalan que este lugar estuvo habitado a lo largo de 3.500 años, es decir, desde la Edad del Cobre hasta la Baja Edad Media, época en la que se convirtió en uno de los principales enclaves militares de la zona, sobre todo por encontrarse en el punto más alto de la Campiña; de hecho, en el punto más alto se construyó el castillo medieval. Sin embargo, no fue hasta el periodo ibérico y romano cuando el emplazamiento vivió su mayor esplendor, momento en el que se levantó la muralla­ reforzada con torretas­ que flanqueaba una superficie que supera las diez hectáreas.

Aunque no todas los restos están dentro de esta fortificación, como es el caso del santuario, localizado en el extremo sur del yacimiento. Este emplazamiento está compuesto por dos edificaciones, uno de la época romana republicana y otro del periodo altoimperial.

Mientras tanto, el equipo de arqueólogos continúa trabajando en este emplazamiento para buscar elementos y piezas enterradas que arrojen nuevos datos sobre la historia de Baena y las localidades cercanas. Aún se desconoce la verdadera potencialidad de este emplazamiento, ya que la superficie estudiada es aún muy pequeña.

La apuesta de las administraciones para atraer al público se ve reflejado en el amplio horario del que disfrutan las instalaciones, ya que el yacimiento se encuentra abierto todo el año –excepto los lunes–. Los interesados podrán visitar la zona de domingo a viernes de 10:00 a 14:00 y los sábados se amplía esta franja hasta las 17:00. De otra parte, en horario de verano –del 15 de junio al 30 de septiembre– se adelanta el horario de apertura, a las 09:00, y el de cierre, a las 13:00, para evitar las altas temperaturas veraniegas.

MÁS INFORMACIÓN:

Ayuntamiento de Baena: www.baena.es

Baena Cultura: www.baenacultura.es

Proyecto Baniana: www.proyectobaniana.ueuo.com

Museo del Aceite: www.museoaceite.com