Campiña Este

Los misereres, los cantos de arrepentimiento que anticipan la Semana Santa en Baena

  • El primero se celebra el Miércoles de Ceniza y se repiten cada viernes durante la Cuaresma

Un momento del miserere del viernes 6 de marzo.

Un momento del miserere del viernes 6 de marzo. / S. Núñez

La idiosincrasia de cada pueblo es la que lo hace único, disímil y especial al resto. No hay un municipio en España que no tenga un algo diferenciador, una fiesta, una celebración, una antiquísima tradición que no existe en ningún otro sitio y que hace disfrutar a sus vecinos de tal forma que pasan un año entero viviendo de sus recuerdos y anhelando repetir una vez más esa experiencia.

En el caso de Baena, el transcurrir de los días pasa con las ideas puestas en la llegada de la Semana Santa o mejor, en la llegada de la Cuaresma. Cuarenta días en los que la localidad cambia su rutina, el sonar de tambores y cornetas en las calles se vuelve constante, los ensayos de las centurias y bandas se torna diario y el ir y venir con pellejos, aros, baquetas y demás arreos no cesa.

Llega el Miércoles de Ceniza y con él, el primer miserere. Ese acto penitencial de arrepentimiento que se realizaba para alcanzar la reconciliación con Dios tras haber pecado y que en Baena realizan las cofradías y hermandades en sus iglesias durante estos días y desde tiempo inmemorial.

Aunque el primero de ellos tiene lugar el primer día de Cuaresma en la iglesia de San Francisco con la participación de los Sayones y las hermandades de San Diego y Jesús de los Azotes de la Cofradía del Huerto, los más conocidos son los que tienen lugar cada viernes de Cuaresma, organizados por los cuadrilleros de la turba de judíos de la cola negra de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno.

Ataviados con su habitual indumentaria, salvo el casco, el plumero y la cola que no lucirán hasta llegada la Semana Santa, más de un millar de judíos se reúne cada viernes en la plaza de la Constitución y desde aquí desfilan haciendo sonar sus tambores hasta la iglesia de San Francisco.

Una vez allí, y tras la celebración de una misa, se canta un texto original de Baena que reproduce el Salmo 51, junto al Stabat Mater. Así, se alternan con saetas y con toques y redobles de tambores judíos. Al finalizar el miserere, los cofrades participantes se reúnen en la casa cuartel de una de las cuadrillas para compartir un rato de convivencia y hermandad.

Los misereres de los judíos son los más conocidos, aunque a lo largo de toda la Cuaresma muchas de las hermandades de las distintas cofradías organizan estos cantos de arrepentimiento, junto a otros muchos actos como besamanos, charlas y conferencias colmando de actividad estos días que preceden a la Pasión de Cristo.

Es más, en Baena, tanto el Lunes como el Martes Santo no hay procesiones sino que en su lugar se celebran misereres organizados por la Cofradía del Dulce Nombre y la Cofradía del Huerto, respectivamente. Dado el día de su celebración, estos cantos son los que cuentan con un mayor número de personas tanto participando en ellos como disfrutando del desfile en las calles. Tras los misereres, se iniciará la Semana Mayor en todo su esplendor.

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