Juan Ropero apela a Jesús Nazareno como guía de fe y unión en su pregón de la Semana Santa de Puente Genil

Campiña Sur

Juan Ropero, durante el pregón de la Semana Santa de Puente Genil.
Juan Ropero, durante el pregón de la Semana Santa de Puente Genil. / Cabezas

En el incomparable marco de un Teatro Circo engalanado y repleto de público, como la ocasión requería, el arcipreste de la villa, Juan Ropero Pacheco, ha dado este sábado la lectura a su pregón de la Semana Santa de Puente Genil, un acto muy esperado por el perfil del gran protagonista del acto, un hombre que llegó a la localidad hace una década y que, desde su condición de párroco del Santuario de Nuestro Padre Jesús Nazareno, no solo ha sabido integrarse plenamente en las tradiciones mananteras de la localidad convirtiéndose en referencia y apoyo a cofradías y hermandades, sino que también ha transmitido cercanía, fe y religiosidad a fieles y devotos, una labor espiritual callada que le ha permitido granjearse el cariño de los pontanenses.

Ropero, que dedicó el pregón a su madre, dijo afrontar su disertación, basada en el cristianismo católico, como un reto junto "al que nunca me falla, Jesús Nazareno". En sus palabras, el arcipreste de la villa se centró en la manera de vivir la Cuaresma. "Venid y lo veréis”, así es la Cuaresma, manifestó. “Llenamos el corazón de amor, de las confidencias del otro, brindamos por el que está roto, esta manera de vivirla hace que el centro lo pongamos en Jesús", afirmó.

El pregonero afirmó que "el destino de Puente Genil estaba previsto para mí", y "pienso por qué he encajado en este bendito pueblo y es que nos une Jesús, yo estoy enamorado de él”. "Me siento uno más de vosotros y me enseñasteis a amar al Terrible”, señaló relatando costumbres vividas en cuarteles, lugares "que han servido a muchos hermanos para llegar a Dios". "Se necesitan las cofradías y las corporaciones, deben ir unidas", porque "la Semana Santa de Puente Genil es una gran manifestación de Fe”.

En ultimo término, Ropero describió algunas estampas procesionales, al tiempo que pidió humildad y trabajo en la sombra y de corazón a los responsables de las cofradías y corporaciones, no viviendo el cargo, como un premio, aludiendo por último a la alegría que incita el Papa Francisco “siendo esta el sentido de nuestra a Semana Santa”.

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