Puerto del Calatraveño

Cuando la política es el problema

  • El 45% de los ciudadanos identifica a los partidos como su principal preocupación y en la provincia de Córdoba hay varios ayuntamientos, como Baena y Castro del Río, que lo ejemplifican

El PP de Baena se queda solo al votar las retribuciones.

El PP de Baena se queda solo al votar las retribuciones. / S. Núñez

La política es el arte de impedir que la gente se meta en lo que sí le importa. Lo dejó impreso el escritor mexicano Marco Aurelio Almazán, entre la sátira y el humor, tal vez aburrido de que los políticos de su país corrieran cortinas de humo mientras el pueblo de a pie tenía que resolver los problemas por sí mismo. Vivimos en otro tiempo y ésta es otra sociedad, aunque su frase lapidaria puede aplicarse igual aquí, en la otra orilla del océano.

El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), de hecho, ponía cifras esta semana a lo que los españoles verbalizan en su día a día, en el desayuno, en la parada del autobús o en el ascensor, sobre quienes tienen la obligación de dirigir las instituciones: el 45% de los encuestados considera que ellos son el problema. La política vista como el arte de enredar los problemas, no tomar decisiones y aplazar lo urgente comparte así el podio de los principales problemas del país junto al paro (60%). La serie se inició en mayo de 1985 y, entonces, los políticos eran el problema de mayor calado solo para el 4,7% de los encuestados.

Algo está pasando para que la desafección ciudadana hacia los partidos y los políticos haya marcado un nuevo récord en septiembre, coincidiendo con el inicio del curso político y cuando acaban de cumplirse 100 días desde la constitución de las nuevas corporaciones municipales. Porque, que no se olvide, en algunos ayuntamiento andan todavía a la gresca para intentar enmendar situaciones ajenas a los problemas de los ciudadanos y que han sido creadas por los propios políticos.

En Baena, por ejemplo, el cogobierno de PP y Cs vivía el jueves por la noche su primera gran crisis desde junio a cuenta de una cuestión tan prosaica como las retribuciones de los concejales, algo que debería haberse resuelto el pasado mes de junio. Los ediles llevan desde entonces sin cobrar y no parece que vayan a hacerlo en breve después de que los representantes de Cs votaran en contra de la propuesta de la alcaldesa, la popular Cristina Piernagorda. El enemigo en casa.

La situación ha generado una gran incertidumbre entre la población baenense, hastiada ya de los vaivenes en el Ayuntamiento y asombrada por que los nuevos, pese a las promesas de cambio, tengan un comportamiento muy similar a los anteriores y sitúen sus propias cuitas en el centro del debate de la vida pública del municipio. Afirma la alcaldesa que el pacto de gobierno se mantiene, aunque invita a los grupos a ponerse de acuerdo para presentar una moción de censura y, al mismo tiempo, mira de reojo a sus compañeros en el cogobierno, porque hay una “nueva situación”. Más inestable y parece que llena de tensión.

A pocos kilómetros y sin salir de la comarca, en Castro del Río, los cien días de gracia tampoco han sido suficientes para que el tripartito –PSOE, PP y Vecinos por el Llano y Castro– que echó de la Alcaldía a IU se haya compuesto del todo. Y es que esta semana se ha sabido que la Comisión de Ética y Garantías Federal del PSOE ha aprobado la expulsión definitiva del partido de los tres concejales que pactaron convertir a una independiente en alcaldesa. “Respetamos aunque no compartimos la decisión de la comisión ejecutiva federal”, advirtieron dos días más tarde los militantes, que participaron en una asamblea en la noche del jueves en la que respaldaron esta fórmula de gobierno.

La agrupación local recordó que los tres expulsados –Francisco García, exsecretario local; Carmen María Gómez, exvicepresidenta del Patronato Provincial de Turismo de la Diputación, y Salvador Millán– “no hicieron otra cosa en el Pleno de investidura del pasado 15 de junio que seguir el acuerdo de la asamblea”, que fue adoptado con el 95% de los apoyos. El PSOE, de hecho, insistió en “compartir” con los tres ediles su “actitud en defensa de los intereses generales de Castro del Río”.

Para rematar el enredo, García Recio ha publicado en Facebook una carta dirigida al presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, en la que manifiesta que, pese a su expulsión, “echarán el resto” para “obtener un resultado claro y rotundo que no deje el más mínimo resquicio para que tras el próximo 10-N se conforme un Gobierno estable y progresista en España”. El tiempo dirá si algo se nos escapa para comprender todo este enredo mientras los castreños no tienen demasiado claro quiénes componen su ayuntamiento.

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