María Luisa Ceballos hace historia como primera presidenta de la Diputación

El Palacio de la Merced vivió ayer una jornada histórica. Es el calificativo que mejor resume los acontecido y el que utilizó la nueva presidenta de la Diputación y alcaldesa de Priego, María Luisa Ceballos, para remarcar su investidura como máxima responsable de la institución provincial. Fue una mañana histórica por varios motivos, pero principalmente por la significación política que supone que el Partido Popular tome las riendas del gobierno provincial después de 28 años, casi tres décadas, de dominio socialista. De hecho, de las nueve corporaciones provinciales que se han sucedido desde el año 1979, sólo la primera estuvo dirigida por la extinta UCD, mientras que las ocho restantes siempre estuvieron en manos del PSOE.

Pero ese giro histórico en La Merced ha sido posible por otro hito no menos importante, como es que los populares se han convertido en la primera fuerza política de la provincia después de las elecciones municipales del 22 de mayo, logrando obtener al menos un diputado provincial en ocho de los diez partidos judiciales de la provincia.

Ayer, en torno a las 11:15 empezaron a llegar los primeros invitados al palacio de la Plaza de Colón. Todo estaba dispuesto para el Pleno de constitución de la Corporación e incluso algunos de los 27 diputados de la Cámara se dejó ver tranquilamente tomando un café en los bares de los alrededores. La hora fijada para el comienzo era las 12:00. El lugar, el salón de actos situado junto al Patio Blanco. Puntual, el secretario de la Diputación, Cristóbal Toledo, fue el primero en subir a la mesa situada en el escenario, a la espera de que sus señorías tomaran asiento en sus escaños. En la zona de butacas, los saludos y felicitaciones -según el partido y la localidad a la que se refiera- no cesaban, mientras que otros buscaban el lugar designado para ir acomodándose. Sólo en la primera fila, algunos de los ex presidentes de la Diputación parecían estar al margen del bullicio y permanecían sentados, hasta que el plantel se fue completando y ante la insistencia de los informadores gráficos se levantaron de sus asientos para la foto de rigor. En el estrado, Cristóbal Toledo empezaba a mirar el reloj y a mover la cabeza, en un gesto claro de que el acto comenzaría con más retraso del previsto. Aguantó sólo diez minutos y cuando el reloj marcaba las 12:10, el Secretario de la Corporación invitó a los asistentes a ocupar sus asientos y comenzó la lectura explicativa de cómo se desarrollaría la sesión. Toledo expuso que cada uno de los 27 diputados provinciales había entregado sus credenciales y presentado su declaración de bienes, un detalle éste último que sirvió para refrescar la memoria a algunos y reparar en que uno de esos 27 nuevos diputados era el empresario y líder de Unión Cordobesa, Rafael Gómez Sánchez.

Como ya ocurriera en el Ayuntamiento de Córdoba, al empresario de Cañero le tocó la papeleta de formar parte de la mesa de edad junto a la concejal montoreña del PP Rocío Soriano, la más joven. Fue entonces cuando se fue dando lectura a los nombres de los diputados, en escrupuloso orden alfabético y por partidos judiciales, quienes se levantaron y juraron o prometieron el cargo ante un tomo de la Constitución de 1978. No hubo sorpresas en la forma elegida y, mientras los 14 diputados del PP optaron por jurar su cargo, los ocho del PSOE y los tres de IU prefirieron prometerlo. Sólo en UCOR hubo división de opiniones, puesto que Gómez juró y Carlos Baquerín prometió.

Todos ellos fueron pasando ante Rafael Gómez, que fue quien les impuso las medallas a los nuevos diputados, si bien el propio Gómez olvidó que él mismo también debía lucir del cuello el metal acreditativo y, ante la sonrisa generalizada, volvió a su sillón para que Rocío Soriano se la impusiera.

Sin tiempo que perder, el Secretario invitó a los 27 que votaran para elegir al presidente o presidenta y depositaran la papeleta en la urna, siguiendo también el orden alfabético y pese a la impaciencia de Rafael Gómez por querer meter su sobre, si bien Cristóbal Toledo le recordó que debía ejercer su sufragio en último lugar. En el recuento, si se puede llamar sorpresa, hubo 13 votos en blanco y 14 a favor de María Luisa Ceballos.

La nueva presidenta se levantó de su sitio y fue tocando por la espalda -en señal de gratitud- a cada unos de sus 14 compañeros y, tras jurar el cargo, recibió de Gómez Sánchez la medalla como presidenta y el bastón de mando ante el aplauso cerrado de los asistentes, a los que correspondió cariñosamente llevándose la mano al corazón. Desde ese momento, pasó a presidir ya oficialmente la Corporación Provincial y a dirigir la sesión constituyente del noveno mandato de la institución.

Hubo tiempo también para la anécdota, puesto que la nueva presidenta desconocía en ese momento si el orden de intervención de los portavoces era de menor a mayor en número de votos o viceversa, aunque rápidamente reaccionó y dio paso, como era preceptivo, al grupo de menor representación. Una anécdota, una más, en un día histórico para la propia Diputación de Córdoba y para la mujer que la preside.

Tras las intervenciones de los portavoces, llegó el momento del discurso de la nueva presidenta de la institución. María Luisa Ceballos llegó al atril y, tras el preceptivo saludo -tanto a autoridades civiles, militares y religiosas, según dijo-, no dudó en señala la suya es una "elección histórica", no sólo por el cambio de signo político de la institución, sino por su condición de mujer. No obstante, en este apartado dejó claro que "si las desigualdades no existieran, esto no tendría que ser noticia, sino que formaría parte de la normalidad asumida".

Aunque no ahondó en las cuestiones de gestión de la Diputación, Ceballos Casas reiteró lo dicho los días previos sobre la necesidad de aplicar criterios de austeridad en la gobernanza de la entidad, de manera que se eviten las duplicidades y defendió la necesidad de lanzar el mensaje a la opinión pública de que no hay "oscurantismo" en este órgano provincial. Añadió que "hoy tenemos en nuestras manos cambiar la imagen de la institución provincial" para convertirla "en un instrumento eficaz al servicio del ciudadano". También abogó por "administrar de forma eficaz los recursos y priorizar inversiones", además de "depurar las instituciones públicas y hacerlas transparentes". María Luisa Ceballos aprovechó su intervención para reivindicar que "en nada condiciona mi cargo de presidenta de esta Diputación a mi condición de alcaldesa de Priego y a mi vocación municipalista, al contrario, la refuerza", sentenció la regidora.

La regidora defendió igualmente que "necesitamos adelgazar la maquinaria burocrática de la Administración para que los temas se gestionen más rápido y se dé respuesta inmediata". La nueva inquilina del Palacio de la Merced hizo una especial referencia a los municipios con aldeas y se puso a disposición del alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto, para trabajar en aquellos asuntos prioritarios que beneficien a ambas instituciones. Como proyecto común, Ceballos Casas señaló que podría ser un buen punto de partida la obtención de la Capitalidad Europea de la Cultura 2016 el próximo martes.

Tampoco olvidó a su ciudad, Priego de Córdoba, y a su vecinos, de los que dijo que afrontan ilusionados este nuevo periodo político, "porque han sido muchos los años de olvido y aislamiento por parte de las instituciones". Además, lanzó un recuerdo a los municipios y vecinos que en el último año han sufrido los efectos de las riadas, como Cañete de las Torres, Almedinilla o Aguilar.

Tras citar a nombre ilustres que han dado a lo largo de la historia la ciudad de Córdoba y la provincia, María Luisa Ceballos cerró su discurso diciendo que "prometo sólo trabajo, austeridad y eficacia en la gestión, pero ninguna de estas tres palabras está reñida con la emoción".