Entrevista

Carmen Flores (IU), alcaldesa de Aguilar de la Frontera: "A la política actual le falta autenticidad"

Carmen Flores (IU), alcaldesa de Aguilar de la Frontera.

Carmen Flores (IU), alcaldesa de Aguilar de la Frontera. / Robles

Carmen Flores (Aguilar de la Frontera, 1956) se ha convertido en uno de los principales baluartes de Izquierda Unida en la provincia como alcaldesa de la mayor localidad gobernada en Córdoba por la coalición. Tras una primera etapa como primera edil entre 1995 y 2003, acaba de iniciar su segundo mandato con mayoría absoluta en este segundo ciclo. "Veo momentos de pena en la política actual", reflexiona esta militante histórica del Partido Comunista.

-¿A qué atribuye este apoyo popular tan importante a su proyecto?

-Pienso que no es producto de un momento concreto, sino que existen dos motivaciones. Por una parte, está nuestra manera de actuar, basada en la responsabilidad y en la escucha, que es algo que siempre ha caracterizado a IU. Y, a nivel concreto, tenemos un modelo para este pueblo, sabemos hacia dónde queremos que vaya. Para ello, cuento con un gran equipo, que es algo que la ciudadanía valora mucho. Es una satisfacción.

-¿Qué balance hace del primer mandato y qué ha quedado pendiente?

-El mandato anterior fue bastante accidentado a causa de la pandemia. Comenzamos con un programa que habíamos elaborado colectivamente, que era un camino de ruta muy bien marcado. La mayoría de los proyectos se empezaron, pero vino la pandemia y nos interrumpió bastante. Y a esta situación se suma que, cuando llegamos, a nivel organizativo nos encontramos con un verdadero caos en el Ayuntamiento, con falta de personal y desorganización. Tuvimos que empezar desde cero, redactando proyectos, pues no había ni uno solo en el cajón. Pese a esto, se ha trabajado mucho y se han conseguido muchas cosas. Y gracias a los remanentes hemos trabajado con un presupuesto casi duplicado, pero con el mismo número de personal.

-Se ha referido ya varias veces al problema de personal en el Ayuntamiento, ¿cuál es la plantilla real y cuántos trabajadores se necesitan?

-Uno de los grandes problemas que arrastramos es que el Ayuntamiento carece de relación de puestos de trabajo (RPT). Ahora estamos con el proceso de estabilización y trabajamos en definir la plantilla, porque ha habido jubilaciones y además tenemos la tasa de reposición, lo que te limita a la hora de convocar plazas. Por poner un ejemplo, le he dado dos vueltas a la bolsa de administrativo y no ha habido manera de encontrar a nadie. 

-¿De qué proyecto desarrollado hasta ahora se siente más satisfecha?

-Concretar en uno es bastante difícil, pero subrayaré la construcción del teatro. En Aguilar, desde las primeras elecciones democráticas, siempre hemos tenido ese anhelo. El antiguo Teatro Español no se podrá recuperar porque debido al estado en que se encontraba hubo que derruirlo, pero el nuevo proyecto está en marcha. Lo tiene ya Cultura y contamos con la financiación de los planes provinciales de la Diputación de Córdoba y de remanentes, y confiamos en que este año comience la obra. También hemos logrado mejorar el acceso a la barriada de Cerro Crespo con una rotonda donde antes había un tapón; ha sido una operación difícil, pues hemos tenido que comprar cinco casas para hacer la obra, que está a punto de cuatro detalles para recepcionarla. También hemos embellecido toda la travesía, lo que ha supuesto potenciar el trabajo de los artistas locales; hemos arreglado muchas calles que tenían infraestructuras caducas; se han construido nuevos parques; ahora tenemos un autobús urbano con una nueva parada; hemos potenciado una política de bienestar social con una mirada diferente para tener en cuenta a todos los vecinos, y hemos desarrollado tres escuelas taller después de 20 años sin ninguna. 

-Habla de algunos asuntos muy básicos. Da la sensación de que todo estaba por hacer...

-El último mandato del PSOE fue bastante convulso, con un equipo de gobierno con muchos problemas y sin ninguna cohesión. Eso hizo que no se trabajara de forma continuada. Y, encima, no era la primera vez que algo así pasaba en Aguilar. Cuando yo llegué a la Alcaldía la primera vez, también veníamos de una catástrofe económica, con una deuda de 3.000 millones de pesetas en el año 1995. Y eso ha hecho, quizás, que Aguilar no haya tenido el impulso de otros municipios próximos que sí han contado con continuidad en la gestión, con sus altibajos normales.

-¿Ha perdido Aguilar oportunidades por esos problemas políticos locales?

-Es evidente. No ha tenido un impulso continuado, lo que ha provocado que se interrumpan proyectos, que no llegues a tiempo a otros... Y esas cosas pequeñas que hemos construido en el anterior mandato, al final, son las que facilitan a las personas vivir mejor en su pueblo, aparte por supuesto de asuntos mayores como el empleo. Pero tu ciudad tiene que ser habitable, es algo básico.

-Hablando de futuro, ¿qué iniciativas van a ser prioritarias en el mandato que ahora empieza?

-Ordenar la plantilla municipal es absolutamente prioritario, pues de ello depende que el Ayuntamiento pueda ofrecer un mejor servicio público y que los proyectos salgan adelante. En cuanto a proyectos, hay que resolver la situación del Parque Agroalimentario del Sur de Córdoba (Pasur), una iniciativa del PSOE respaldada por la Junta de Andalucía que fracasó y que ha dejado unos terrenos libres. El Ayuntamiento quiere asumir la titularidad de ese solar, pero la negociación está siendo muy lenta. Será un mandato en el que también impulsemos las comunidades energéticas, que hay que dotar de un terreno; fomentaremos el empleo con las escuelas taller y con la iniciativa particular, porque realmente los ayuntamientos no tenemos competencias en esta materia; terminaremos la Ciudad de la Infancia, un proyecto muy ambicioso que se ubicará en la Huerta de Zurera; construiremos apartamentos para mayores no dependientes; abriremos el hostal y redactaremos el Plan Estratégico del municipio, que debe ser el que marque la dirección que hay que tomar.

Carmen Flores, alcaldesa de Aguilar de la Frontera. Carmen Flores, alcaldesa de Aguilar de la Frontera.

Carmen Flores, alcaldesa de Aguilar de la Frontera. / Robles

-Aparte del frustrado Parque Agroalimentario del Sur de Córdoba, ¿qué otros proyectos tienen las administraciones pendientes con Aguilar?

-Los alojamientos para mayores dependen de una ayuda que hemos solicitado a la Junta; es ya la segunda vez, y esperemos que esta vez salgan adelante. También hemos pedido un punto limpio, porque el que ahora tenemos no cuenta con los servicios adecuados y encima se encuentra alejado del casco. El acceso al camino de Malpica, muy utilizado por los agricultores, carece de visibilidad, y es una reivindicación que mantenemos ante la Junta desde hace varios años. Respecto a la Diputación, de ella depende la construcción del Teatro Español. Aunque la mayor demanda es hacia el Estado: siempre he reivindicado la participación en los ingresos con el famoso 50 Estado 25 autonomías y 25 ayuntamientos, que no veo cercano en el futuro pero siempre reivindico. Los ayuntamientos deben de tener recursos económicos suficientes y personal para desarrollar todos los proyectos, por lo que también planteo la eliminación de la tasa de reposición, porque está limitando mucho el trabajo.

-¿Qué espera respecto al nuevo equipo de gobierno de la Diputación de Córdoba, del PP, tras el anterior mandato en el que IU tuvo algunas delegaciones?

-Espero que la Diputación siga con su labor de asesoramiento y colaboración con los ayuntamientos, sin que se supriman servicios. Espero, además, que nos escuchen a los municipios, que sepan qué vemos interesante y qué no. Siempre he achacado a las diputaciones que sacan muchos programas a los que nos podemos agarrar, pero siempre es la institución la que los plantea, y debería ser más receptiva a las propuestas. Por eso reivindico que los ayuntamientos tengamos más autonomía financiera. También recuerdo que el Pleno votó a favor de crear una empresa pública provincial de ayuda a domicilio, a ver qué pasa con esto...

-Una de las primeras medidas que ha tomado el nuevo equipo de gobierno de la Diputación es eliminar la delegación de Memoria Democrática, que precisamente gestionaba IU. ¿Hay ya que pasar página sobre este asunto?

-En la Historia nunca se puede pasar página. Las personas no tenemos un disco duro que se formatea cuando algo no nos interesas. Acumulamos sentimientos, vivencias... Y muchas personas sienten que no se les ha reparado la pérdida traumática de seres queridos. Desde el entendimiento y el diálogo, se puede hablar de cualquier asunto y con cualquier institución, también con la Diputación. Llegar a un consenso es la manera de resolver este problema pendiente. No es posible pagar página. Les sugiero a todos que escuchen, no desde la cerrazón sino poniéndose siempre en el lugar del otro. Hay soluciones sin herir a nadie. Precisamente, en Aguilar empezaremos próximamente una exhumación en el cementerio gracias a una subvención de la Diputación. Y tenemos otros temas pendientes, como los honores y distinciones al Generalísimo, que en su día tocaremos.

-No sé si toda la polémica que se generó por la retirada de la cruz de las Descalzas ha sido uno de los momentos más duros de su carrera política...

-Era algo que tenía claro, y en Aguilar aquello no se vivió como un trauma. La polémica estuvo inducida por los Abogados Cristianos, que no tienen mucho ni de abogados ni de cristianos. La retirada se hizo regladamente, con su proyecto, y además perjudicaba a la propia iglesia, porque provocaba humedades, y encima representaba algo que provocaba continuos malos recuerdos a muchos vecinos. En la decisión no hubo ningún sentimiento antirreligioso, porque la plaza se está remodelando y el elemento central va a ser una cruz. Soy una total defensora de las libertades de pensamiento y de religión, llevo toda la vida peleando por que exista esa libertad, y tiene que ser para todos. Es algo que había que hacer y que se hizo. El Supremo nos ha dado la razón y ha impuesto el pago de 1.000 euros en costas a Abogados Cristianos. Ahí se demuestra que acudieron a la Justicia para defender un asunto que, en su caso, era puro posicionamiento político. 

-Pese al importante patrimonio histórico y cultural del municipio, el turismo no termina de despegar. ¿Qué proyectos plantea?

-El Ayuntamiento no puede solucionar todos los problemas, porque hay algunos que pertenecen al ámbito privado. Diría que Aguilar necesita un poquito de más espíritu emprendedor, y un hotel por ejemplo sería un gran negocio. El Ayuntamiento está tramitando el pliego para la apertura del hostal municipal, de una estrella. Y a nivel turístico se está haciendo mucho, pues formamos parte de todas las rutas habidas y por haber. Pero tenemos, de nuevo, el problema del personal, y la oficina de turismo no puede abrir todos los días. Necesitamos un plan turístico comarcal potente, e incluso provincial. Es algo que he hablado incluso con el alcalde de Córdoba, José María Bellido, en relación a los Patios. En Aguilar, las visitas que hemos ofertado a nuestros patios se han agotado en media hora. La gente está ansiosa de conocer y de vivir tras la pandemia. 

-¿Tiene futuro Izquierda Unida?

-Siempre le veo futuro. Es una coalición con un respaldo ideológico claro, el Partido Comunista, que ha sido su pilar desde siempre y nunca se ha pasado en intereses particulares. Por eso hemos sido generosos y hemos sabido adaptarnos a los tiempos con nuevas fórmulas. IU estará donde haya que estar para que la izquierda tenga una incidencia real. Y ahora toca formar parte de Sumar.

-¿Ha cambiado mucho la política desde su primer mandato como alcaldesa en 1995?

-Puedo contar que ha cambiado desde el 80, cuando las elecciones las ganó el Partido Comunista y fui concejala. Han cambiado muchas cosas...

-¿Era antes más fácil hacer política?

-Depende de cómo se mire. Se ha avanzado en algunos terrenos y hemos retrocedido en otros. Yo he vivido momentos de alta política, de debate, y ahora veo momentos de pena, falta autenticidad, no hay identidades claras con proyectos ideológicos. Además, cuando llegamos, recién salidos de una dictadura, no había leyes ni normas. Todo era creatividad, estaba todo por hacer, el polideportivo, la piscina... Y, sin reglas, todo se basaba en la responsabilidad de quien gobernaba. Luego llegaron los controles, que eran necesarios, pero el encorsetamiento administrativo en el que hemos terminado es horroroso. El personal de la Administración se siente continuamente bajo la lupa. Y encima veo el pesar de los vecinos cuando te plantean algún problema y tardas en resolverlo por toda la burocracia que requiere. Es un verdadero calvario, no hay personal para hacer tanta licitación, rellenar tantas plataformas... Se aplica la misma normativa en una ciudad como Madrid que en una localidad como Aguilar, y eso lo ralentiza todo. 

-¿Se ha puesto plazo temporal a esta segunda etapa en la política activa?

-Casi nunca me pongo límites. La vida dirá... 

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