Tribuna
Raquel Montenegro
Lo que esconden los despachos
En el manifiesto de artistas e intelectuales en apoyo al Gobierno y a Sánchez se dice que “el ataque, desde todos los frentes conservadores y reaccionarios, al Gobierno de coalición progresista y su presidente se asemeja más a una conspiración para derribar a un gobierno legítimo, que a la crítica política propia en un sistema democrático”. Supongo que, encabezando ese conspiratorio frente conservador y reaccionario. situarán a Koldo, Ábalos, Cerdán y cuantos están involucrados en la trama de corrupción que ha sacudido los cimientos del partido y del Gobierno. O no. Porque los firmantes limitan el escándalo a “supuestos delitos cometidos por ex secretarios de organización del PSOE” [no ministros ni altos cargos] que solo “denotan crasos errores in eligendo e in vigilando”.
No olvidan azuzar el miedo a una derecha degradada a ultraderecha, acusando a quienes solicitan que se celebren elecciones –“sean de derechas o de izquierdas”: recadito para González, García-Page o Lambán– de que “lo único que desean es que llegue un gobierno de las derechas PP/Vox”. Y afirmando, como si volvieran banderas victoriosas, que “los ataques a las personas migrantes y la vandalización de las sedes de partidos de izquierda recuerda las agresiones fascistas de épocas pasadas”.
Cargan contra el Senado, curiosa forma de defender la democracia. Contra jueces y magistrados, a la vez que critican a la oposición que deslegitima al Constitucional “porque no comparte la sentencia sobre la amnistía”. Y contra “una parte muy importante de los medios de comunicación [que] han desatado una orgía de falsas noticias o medias verdades con el fin de crear un clima político irrespirable, que no se compadece con la situación del país”. A la vez que denuncian que se “oculta por sistema o se informa sesgadamente sobre los avances del Gobierno de coalición en materia económica y social”. ¿Acusan a toda la prensa crítica de mentir, ya que no citan medios? ¿Solo deben existir medios turiferarios? Aunque, desconcertantemente, no parecen seguir a los muchos y poderosos que, en uso de sus legítimas líneas editoriales y la libertad de información consustancial a toda democracia que a los firmantes parece estorbarle, no se puede decir que oculten los avances del Gobierno. Más bien lo contrario. Por no hablar de RTVE.
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