SI ustedes se han parado alguna vez a ver los documentales de La 2 -me refiero a los cinco minutos que van entre que se ponen y uno se queda estroncao- habrán reparado en los rituales de cortejo del pollo africano a la hembra en la época de celo. El animal hincha el pecho y arrulla a su amada mientras pasea orgulloso entre la sabana. Si no lo han visto y se quedaron en el de los gorilas, sabrán que estos optan por darse fuertes golpes en el pecho y estentóreos gritos con los que amilanar a posibles rivales y cautivar a las hermosas gorilas hembra (no sé cuál es el término políticamente correcto). Aquí en Córdoba no hemos llegado todavía a esos extremos de arrullo o golpes en el pecho, pero sí vemos cada vez con más claridad cómo unos y otros pasean con la cabeza erguida entre la concurrencia y elevan la voz para que propios y ajenos sepan que están ahí. Y es que se acerca la época del celo y comienza a atisbarse al fondo de la sabana la figura hermosa y curvilínea de las elecciones municipales. (Ustedes pueden creer que queda aún mucho tiempo, pero si supieran los desvelos de los que están metidos en la carrera se darían cuenta de lo cerca que está todo de empezar).

PSOE, PP e IU han iniciado ya sus tareas de marcar el terreno y, aunque no han orinado en ningún lado para evitar las multas, cada vez es más patente que están dispuestos a darse cuantos golpes sean necesarios con tal de incrementar su zona de cacería. Sobre todo los dos primeros, que ya se sabe que las cosas en la coalición que habita Capitulares siempre van a otro ritmo. Los machos dominantes de las manadas socialista y popular, Durán y Nieto, señorean por el territorio intercambiando acusaciones veladas y ataques abiertos con cualquier percha como excusa, si bien parece que la de Cajasur puede ser una de esas en las que subirse y atizarse sin miramiento alguno. Ambos aspiran a liderar a los suyos en el ataque electoral de 2011 y cortejan al votante cordobés con grandes palabras, mayores proyectos y feroces críticas -depende de quien hable- con el objetivo de que, llegado el momento, éste ceda a sus arrullos amorosos y no le ponga los cuernos con el fornido cuerpo del contrario. La batalla ha empezado pronto y promete recrudecerse después de la tregua agosteña visto lo abierto que aparece el panorama tras el abandono de la leona dominante de la sabana y lo romos que tiene aún los dientes el león que ha ocupado su lugar. Permaneceremos atentos y con un ojo abierto, a ver si algún rugido en la manada nos saca del duermevela de los documentales de La 2.