Mensaje en la botella

Este octubre extraño

Que cada cual lo analice, pero estrenamos con fuerza la llamada nueva normalidad

Era inimaginable para muchos, entre los que me incluyo, cómo ha empezado este mes de octubre. Casi nos habíamos acostumbrado ya a la resignación de escrutar cada día el parte del covid que envía la Consejería de Salud, a criticar entre compañeros lo mal, o no, que estamos haciendo las cosas y a asombrarnos de la osadía de algunas instituciones a la hora de plantear determinadas citas, principalmente las festivas y relacionadas con una llamada a la concentración de personas. Y en esas andábamos hasta que, casi sin darnos cuenta, hemos entrado en el nuevo mes de una manera inusual. No digo que como un elefante en una cacharrería, pero casi.

Porque, como el que no quiere la cosa, resulta que los casos de coronavirus en Córdoba se han quedado en algo casi testimonial, la llamada incidencia por cada 100.000 habitantes está por debajo de cualquier umbral previsto hace apenas unos meses y, de repente, nos hemos metido de bruces en una nueva normalidad un tanto extraña. Leemos lo que nos dicen los expertos y resulta que sí, que ya estamos en el nivel 0 -excepto las comarcas del Sur, la Subbética y la Campiña, que lo harán en breve- y que se acabaron las restricciones, las pocas que quedaban en manos de la Junta de Andalucía. Otra cosa muy distinta es el asunto mascarilla, que sigue siendo obligatoria en interiores, pero que cada vez se ve menos por las calles, al menos bien colocada en el rostro, porque ahora también nos estamos haciendo unos fenómenos en eso de llevarla por debajo de la boca, como para aparentar que somos responsables, pero solo cuando es estrictamente necesario.

Y luego viene nuestro consejero de Salud, el cordobés Jesús Aguirre, y nos dice que no solo se acabaron las limitaciones, sino que esto de la vacunación funciona extraordinariamente y que también en este octubre los sanitarios acudirán a los colegios a inyectar dosis al alumnado de entre cinco y 12 años. Cierto es que unos días después tuvo que rectificar y decir que eso se hará en noviembre, cuando la Agencia del Medicamento lo apruebe. Lo que tienen las prisas.

Pues casi mejor, porque la vacuna a los menores ahora hubiera sido un plus al shock que este octubre empieza a dejar por estas tierras. Así a vuelapluma, estrenamos nueva convivencia con un desfile multitudinario de la Guardia Civil, con el ocio nocturno abierto sin cortapisa alguna, terrazas más llenas que nunca, de catas y tapas por las tabernas, una edición extraordinaria de los Patios, el Festival Flora o la celebración de San Rafael (peroles incluidos). Que cada uno analice y determine si esto es normalidad u otra cosa, pero es innegable que arrancamos con fuerza la nueva realidad. Dice el refranero que cuando marzo mayea, mayo marzea. Igual cuando pasen unas semanas tenemos que ampliar el dicho popular y decir que cuando octubre mayea... Ojalá que no nos tengamos que arrepentir de nada.

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