La joyería y "El Moro"

El monumento a "El Moro" resulta expresivo de la sensibilidad y ternura de toda una población

Desde hace unos días -bastantes-, la joyería cordobesa viene siendo objeto de una extraordinaria atención por parte de distintos medios de comunicación. Por todos, y a los fines de comprobación, reproducimos titular de este mismo medio -el Día de Córdoba- que literalmente copiado queda como sigue: "El Palacio de Viana se convierte en escenario para la promoción de la joyería de Córdoba".

A juicio de Las Tendillas, la importancia de la joyería cordobesa nunca pasó desapercibida a la fina apreciación de los dichos medios. ¿Razones?: Creemos que no le faltan. Porque, como es de dominio público, desde hace siglos -muchos- la industria joyera constituye uno de los recursos predilectos de la ciudad. La calidad, cantidad y servicios postventa de estos productos (de elaboración estrictamente cordobesa) resulta de un reconocido y merecidísimo prestigio en todo el mundo. En consecuencia, pretender justificar -aquí y ahora- los dichos méritos no solo nos parece innecesario sino que nos resulta algo tan inútil como intentar descubrir la pólvora.

Obviamente, las… excelencias que predicamos de una actividad tan importante como la industria joyera cordobesa nunca hubieran llegado a existir sin la prodigiosa mano de nuestros orfebres (actuales y los que les precedieron). Es decir: Los orfebres cordobeses no solo han sido -y son- extraordinarios joyeros de reconocido renombre incluso más allá de nuestras fronteras: Constituyen, como es de dominio público, una fuente generadora de empleo, que es riqueza; y, por méritos propios, ya forman parte sustancial de nuestra historia desde hace siglos.

Sin embargo, y pese a las excelencias que predicamos de la "prodigiosa mano de nuestros orfebres", la ciudad cordobesa no registra -a nuestro juicio- monumento público alguno de miramiento a los dichos… "orfebres". Ello no significa falta de monumentos en su totalidad. Porque… como las meigas gallegas, "… haberlos haylos". Ejemplos no nos falta. Pero invocamos solo uno: El monumento a un perro, "El Moro", en el cordobés Ayuntamiento de Fernán Núñez.

Sin duda, el monumento a "El Moro" resulta expresivo de la sensibilidad y ternura de toda una población respecto de un can. Pues que cunda el ejemplo… y se aplique a la "prodigiosa mano de nuestros orfebres". Se lo merecen.

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