Notas al margen
David Fernández
Del cinismo de Sánchez a la torpeza de Feijóo
EL fenómeno del sanchismo no se entendería sin el PP de Feijóo. Cuanto más acorralado se le ve por la corrupción y las denuncias por acoso sexual, más se esfuerzan los populares en auxiliarle con sus ocurrencias para desviar la atención. A tenor de las malas encuestas, Sánchez adelantó su balance del año para no rendir cuentas tras el previsible batacazo de hoy en Extremadura. Pero ni el abono de transporte que se sacó de la manga evitó el asedio de los periodistas sobre los escándalos que sacuden al PSOE. Se le vio tan frustrado ante el nulo interés que deparó su penúltima oferta electoral, que les recriminó con un puntito de cinismo: “¿Qué hacemos: bostezamos?”. Y se quedó tan pancho.
Nadie hablaba de otra cosa, hasta que Feijóo le lanzó otro salvavidas. No se le ocurrió otra cosa que largar un mal chiste diciendo que los andaluces no sabemos contar y que son los gallegos los que gozan de más kilómetros de costa. No es para arrancarse la piel a tiras, pero como en Andalucía llueve sobre mojado, Alejandro Sanz le replicó que aquí contamos al compás de la música por bulerías: ‘un dos tres, cuatro cinco seis, siete ocho, nueve diez...’. Y cambió la conversación. Seguramente el líder del PP no lo pillará, porque se entretuvo con María Guardiola alentando la idea del pucherazo en su tierra.
Cada vez que estamos en campaña y tratan de ofrecer su lado más humano y simpático, los políticos olvidan que en estos tiempos tan inquietantes y sombríos se ha perdido el sentido del humor. Ya no se puede decir que los catalanes inventaron el cobre, ni caben chistes machistas y Feijóo tendría que saberlo. Si al menos le adornaran la gracia y la fina ironía de Rajoy... Pero ya le pasó algo similar al dejar caer en Sevilla que el Betis es el equipo de la provincia y el equipo de Nervión, el de la capital. Poca broma con eso. Como dijo José Mercé sobre un cantaor emergente, “canta bien, pero no sabe”. Juanma Moreno no quiso dejarle solo y saltó a la actualidad al comentar que la erótica del poder existe y eso hace que algunas mujeres se arrimen. Por si no tuviera bastante con la polémica del alcalde de Algeciras, justo cuando los socialistas estaban a navajazo limpio entre ellos, relató una anécdota en Tarifa, donde dos jóvenes se le acercaron a pedirle un selfie y su mujer se disgustó. La sociedad está harta de elegir entre el cinismo y la torpeza, el frentismo y la imprudencia, la malicia y el quiero y no puedo. Y todo ello mientras Vox se limita a pegar la lengua al paladar mientras cabalga sobre la ola.
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