La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

La "banda ancha" y los bandazos

La opción más pragmática para la alternancia es Cs. Pero si se vota naranja, ¿sabremos dónde acabará el 'cambio'?

Algunos quieren ver teatro, complicidad forzada y falta de sintonía; a muchos les gustaría que, más que besos y abrazos, volvieran a saltar chispas; a la mayoría, a todos los que están al otro lado del sillón de San Telmo, les preocupa que el PSOE cierre filas con Susana Díaz. De verdad. Con el tacticismo justo. Con la valiosísima ventaja que supone lanzarse a una campaña electoral con el empuje de tener las llaves del BOJA y del BOE. Porque faltan algunas -las que custodia la oposición cuando no hay mayoría absoluta- pero hay suficientes para terminar de convencer a los convencidos y para dar unos buenos golpes de efecto en la bolsa de indecisos.

El tiempo todo lo cura y el poder, aún más. Pedro Sánchez y Susana Díaz han enterrado su irascible etapa a lo Pimpinela conscientes de que probablemente estemos ante una de las campañas más decisivas de toda la democracia. Andalucía volverá a funcionar como laboratorio electoral y los socialistas parten como favoritos aunque vuelvan a pesar más las torpezas ajenas que los méritos propios. Y es que unas elecciones unen, por supuesto, pero también la convicción de que se puede gobernar desde la izquierda, con pragmatismo y con un modelo de país que no agrande las desigualdades.

El acto de proclamación de Susana Díaz como candidata del PSOE a la presidencia de la Junta fue este sábado mucho más que una carta de presentación. Porque será determinante que "todo el PSOE" esté unido detrás, porque importa que el PP salga dividido -Casado y Moreno Bonilla harán campaña revueltos pero no juntos- y con un peligroso competidor (Vox) y porque no es lo mismo la "banda ancha" con que la dirigente andaluza planea sumar apoyos en modo transversal que los "bandazos" con que Ciudadanos, sus recientes socios, se han sumido en los últimos años en una insólita espiral de apoyos simultáneos a la derecha y a la izquierda, cambio de cromos en mitad de la partida y vuelta a empezar.

¿Clientelismo y voto cautivo? No tiene por qué. Por salud democrática, cualquiera firmaría una alternancia política en Andalucía y, en ese escenario de cambio, la opción más cercana a los socialistas debería ser el partido de Rivera y Arrimadas -con mucho más tirón que Marín-. Pero si se vota naranja, ¿sabremos dónde acabará el cambio? La campaña importa. Y mucho.

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