La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Tercera España y tercera vía

En política y en cine España buscó una tercera vía entre extremos desde los años 30

Elreciente fallecimiento del director Roberto Bodegas ha recordado lo que se llamó tercera vía del cine español que él y sobre todo el productor y guionista José Luis Dibildos personificaron en los años 70. Se trataba de encontrar un camino intermedio de cine comercial digno entre los extremos del de autor y el comercial facilón y grosero. Dibildos produjo en los 70 las películas de Bodegas Españolas en París, Vida conyugal sana y Los nuevos españoles. Aunque las necrológicas de Bodegas hayan repartido entre ambos la paternidad de la tercera vía, el mérito es de Dibildos, quien buscó ese buen cine comercial desde que en 1956 creó Ágata Films en un largo arco que va de Los tramposos (1959) a La colmena (1982).

Nuestro cine, como España, luchaba entonces por librarse de esa condena a debatirse entre dos extremos. Con la Transición, que fue algo así como una tercera vía política, nos libramos de esa otra más grave condena a los extremismos de las dos Españas que mataron a la tercera. Las elecciones de junio de 1977, el referéndum constitucional de diciembre del 78 y las elecciones de marzo del 79 sentaron las bases de la normalización democrática mientras el cine español normalizaba la tercera vía con la generación de Garci (Asignatura pendiente, 1977), Colomo (Tigres de papel, 1977) o Trueba (Ópera prima", 1980) y la movida emergía en 1979 con Arrebato de Zulueta y en 1980 con Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón de Almodóvar, tal vez quien mejor represente la unión entre calidad y comercialidad.

Nadie ha recordado tras la muerte de Bodegas, al evocar la "tercera vía" que él y sobre todo Dibildos representaron, que esa búsqueda de equilibrio entre extremos -llámese cine comercial de calidad o normalidad democrática- ya se había emprendido en los años 30. En lo político con la despectivamente llamada "república burguesa" tanto por reaccionarios y fascistas como por la izquierda socialista, los comunistas y los anarquistas. Y en lo cinematográfico por las producciones de Cifesa y Filmófono. La primera, de capital conservador, tuvo una larga vida. Pero a Filmófono se la llevaron los mismos vientos de golpe, guerra y dictadura que acabaron con la II República. Desde la felicidad de estos 40 años de normalidad democrática por fin alcanzados seguiré recordando mañana el largo camino de la tercera vía y la tercera España.

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