EL último incendio registrado hace unas semanas en el acuartelamiento militar de la Sierra del Retín, en Barbate (Cádiz), ha reabierto el debate acerca de la utilidad de este tipo de instalaciones militares. Más de cuatrocientas hectáreas ardieron en El Retín en ese fuego, cuyo origen atribuye el Infoca a unas maniobras con tiro real realizadas días antes en la zona. No es el primer fuego que se produce en estos terrenos militares, por lo que diferentes colectivos ciudadanos y formaciones políticas como el PSOE, con el alcalde de Barbate a la cabeza, han pedido que cesen esas maniobras e incluso que la zona deje de tener un uso militar. Es cierto que desde el Ministerio de Defensa se ha mantenido en este asunto una política informativa manifiestamente mejorable, pues sus responsables negaron primero las maniobras y luego las tuvieron que reconocer. Igualmente, a los mandos militares que utilizan esas instalaciones hay que exigirles el máximo celo a la hora de llevar a cabo las maniobras, evitando cualquier tipo de riesgos para el medio ambiente, dentro de la dificultad que ello entraña cuando hablamos de armamento. Pero aprovechar este incidente para poner en duda la utilidad de esta zona, como muchas otras existentes en el territorio nacional, es de un oportunismo político inaceptable. Cerrar los polígonos de tiro y de entrenamiento supondría, por pura lógica, la desaparición de las propias Fuerzas Armadas y, con ello, abandonar un principio básico como es la defensa nacional. Formaciones políticas como el PSOE, que han tenido responsabilidades de gobierno al más alto nivel, saben perfectamente que no se puede utilizar la demagogia fácil en estos asuntos pidiendo por un lado el cierre de instalaciones militares y, por otro, que se construyan barcos de guerra como los BAM. Es una tentación a meses de una nueva cita electoral alentar a los alcaldes a pedir la reversión de terrenos que utiliza el Ministerio de Defensa pero al mismo tiempo es un peligro por cuanto esas posiciones se pueden volver luego en contra de quienes las defienden. Probablemente sería mucho más coherente reconocer que gracias a la existencia de muchas instalaciones militares, como el propio Retín o como la cercana Base Naval de Rota, se ha podido mantener un patrimonio ecológico de grandes dimensiones que en otras circunstancias habría sido pasto de la especulación inmobiliaria que tanto ha sufrido la costa andaluza. Por lo tanto, al hablar del cierre de recintos adscritos a la defensa nacional hay que poner todos los argumentos encima de la mesa y no sólo aquellos que interesan coyunturalmente por cuestiones políticas.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios