Las cifras del paro en Córdoba que se han hecho públicas esta semana han supuesto un nuevo jarro de agua fría para la economía de la provincia, ya que, como era previsible, el desempleo ha vuelto a subir. El debate vuelve a estar, según se quiera mirar el vaso -medio lleno o medio vacío- en que los datos son mejores que los del año pasado en agosto y que la afiliación a la Seguridad Social ha crecido en el mes analizado. Sea como fuere, la realidad es que casi 86.000 cordobeses están en las listas del desempleo, lo que, una vez más, nos debe llevar a repensar el modelo productivo que tenemos en esta tierra.