Crónicas levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

Pablo maduró

El tiempo nos hace mejores. Repaso el diario de la jornada de reflexión de las elecciones generales de 2015. Pablo Iglesias e Irene Montero fueron a ver una película con Carolina Bescansa y su bebé, el mismo que después metieron en el Congreso, carrito incluido, como si fuese el caballo de Pavía. El mismo bebé que se pasaban de escaño en escaño el líder de Podemos y su amigo de entonces, Íñigo Errejón. El niño de la Bescansa es como la foto de la tortilla del PSOE: fundacional. Supongo que el bebé habrá crecido, pero quienes se nos han hecho mayores son los morados. No hay ni una imagen de los gemelos de Pablo e Irene. El asesor de comunicación de Iglesias le recomendó que no fuese tan agriado a los platós, que con indignación no se gana nada, que es lo que le ocurrió a Lula en Brasil, todo el día como si le picasen las malas pulgas por debajo de la camisa. No es que Pablo se nos haya institucionalizado, es que ha ido superando la adolescencia y ahora se nos presenta como un mesurado hombre de Estado que sale, voluntario, a apartar la enganchada del otro Pablo, Pedro y Albert en el patio de recreo. Todo el mundo tiene derecho a madurar, y hasta es posible que los púberes de Vox superen su fase de pulseritas, golpes por España, banderas, toreros, pelayos y flechas. Mi confianza en el efecto sanador del tiempo es infinita.

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