La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Mitos, identidad e izquierda

Buscar en el pasado justificación para políticas actuales no es nuevo ni sólo cosa de la ultraderecha

Leo este titular en un diario nacional y siento tanta felicidad como curiosidad: La rabiosa actualidad de la Edad Media. ¿Quiere decir que se ha desatado una pasión por el románico y el gótico, el pantocrátor del maestro de Tahull y las esculturas del maestro Mateo, Berceo y el poema de Mío Cid, Dante y Petrarca, Tomás de Aquino y Agustín de Hipona, el gregoriano e Hildegarda Von Bingen? ¿O es por las novelas de Walter Scott, las arquitecturas de Pugin y Viollet-Le-Duc o las películas Richard Thorpe con Robert Taylor? Porque la Edad Media se puso "de rabiosa actualidad" en el siglo XIX, prolongándose en el XX a través de la novela, los tebeos -desde El príncipe valiente a El capitán Trueno- y el cine. ¿Qué se quiere decir, entonces?

La entradilla lo explica: "La ultraderecha nacionalista busca en el pasado remoto la justificación para sus políticas actuales". Vaya por Dios. Una vez más lo antiguo se presenta como nuevo y además ligado a la ultraderecha que hace resurgir el mito de la identidad inmutable de los pueblos. No resurge, nunca ha desparecido: desde los romanos, que eran como los americanos de la antigüedad que se tenían por descendientes de Eneas en su esnob obsesión por lo griego, hasta la tabarra vasca y catalana asumida por la izquierda radical.

Nunca ha sido sólo cosa de la ultraderecha lo de la identidad inmutable. Hitler tuvo sus valkirias y parsifales, Mussolini le birló el fascio a Roma, Franco el Víctor al Renacimiento y los falangistas el yugo y las flechas a los Reyes Católicos; y los tres estaban obsesionados con los pasados imperiales de Roma y España. Pero también Stalin utilizó a Alexander Nevski, príncipe de Novgorod y santo de la iglesia ortodoxa que luchó contra los teutones, como símbolo de la lucha contra Hitler. Y no hay que irse al siglo pasado ni dejar la izquierda: véase al castrismo uniendo los enterramientos de los padres de la patria Céspedes y Martí y de la matriarca Mariana Grajales con el de Castro para que "en adelante el pueblo cubano y los extranjeros puedan rendirles tributo", la manipulación de Bolívar por el chavismo o las de Casanova por el independentismo catalán y Larramendi y Landázuri por el vasco. Por no hablar de la manipulación de la II República por Zapatero y Sánchez. Así que lo de buscar en el pasado justificación para políticas actuales no es nuevo ni sólo cosa de la ultraderecha.

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