Crónica Personal

Marlaska se cubre de gloria

Como ministro incumple su palabra y como ciudadano no demuestra la sensibilidad para hacer frente a la situación

El 20 de noviembre, durante una visita a Rabat para tratar entre otros asuntos la grave crisis migratoria que sufría Canarias, el ministro Marlaska descartó que el Gobierno barajase la posibilidad de trasladar inmigrantes a la península, y además explicó las razones. Ni un mes desde esa declaración, ha aterrizado en el aeropuerto de Granada al menos un avión con inmigrantes llegados de Canarias, y días pasados llegaron también inmigrantes, procedentes de las islas, a Sevilla y Málaga. En esta última ciudad se vieron grupos delante de una entidad bancaria para cobrar la ayuda que, explicaban, les habían prometido antes de salir de Canarias.

La situación en las islas es de extrema gravedad, con más de 18.000 inmigrantes llegados las últimas semanas. Pero el problema no se arregla si no se toman medidas inteligentes, previamente analizadas para evitar sus peores consecuencias. Desde luego no se arregla tampoco con declaraciones que no se cumplen, y mucho menos dejando abandonados a su suerte a centenares de inmigrantes en distintas ciudades de la Península sin siquiera avisar a sus autoridades para que tomen las medidas necesarias de atención y acogimiento. Menos todavía cuando España sufre una pandemia sanitaria con restricción de movimientos y cierres perimetralmente de regiones y ciudades -Granada, Sevilla y Málaga, por ejemplo, cuando llegaron los inmigrantes- y desde diferentes puntos llegan noticias de que inmigrantes que viajan en autobuses que los dejan en pueblos y parajes cercanos a la frontera con Francia.

Fernando Grande-Marlaska se ha cubierto de gloria. Como ministro que incumple su palabra y como ciudadano que no demuestra la sensibilidad para hacer frente a la situación teniendo en cuenta que merecen un trato humanitario que no se está dando. Qué menos que el Gobierno hubiera avisado a las autoridades regionales y locales para que tomaran las medidas necesarias.

Siempre hay problemas que desbordan las previsiones del Gobierno, de cualquier gobierno, y no siempre se han asumido con la eficacia necesaria. La oposición suele ser muy dura ante esas circunstancias, especialmente la izquierda. Resulta inconcebible que cuando gobierna nuevamente el PSOE y además se coaliga con una izquierda populista que presume de estar más cerca que nadie de los más desfavorecidos, a los inmigrantes se les trate peor que si fueran delincuentes y se les suelte en las calles y campos para que se busquen la forma de subsistir. Con el agravante de una situación sanitaria que obliga a tomar medidas extremas, llevar mascarilla y mantener la distancia de dos metros con cualquier persona.

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