pepe Cabello

Homeostasis emocional

En el equilibrio está la vida

Cada vez más, las personas que asisten a nuestros seminarios y conferencias me preguntan acerca de la Inteligencia Emocional y de sus virtudes. La mayoría de las inquietudes tienen que ver con la idea de que esta materia olvidada por años y que comenzamos a rescatar puede ayudarnos a gestionar de manera adecuada nuestras emociones. Para mucha gente es un alivio escuchar que se puede aprender a gestionar los estados emocionales a través de herramientas y, por supuesto, de práctica.

A lo largo de mi carrera profesional he descubierto que la mayoría de las personas sufren alguna vez en su vida lo que yo llamo "depresión socialmente aceptada", es decir, esa sensación profunda de no tener respuestas a las preguntas más importantes de la vida, como ¿quién soy? ¿dónde voy? ¿para qué estoy aquí?... Y, sobre todo, y al no obtener respuestas, las sensaciones de vacío que esto produce.

Siempre digo que la mejor herramienta que posee el ser humano en sus manos es la capacidad de asumir responsabilidad y, en este área, es importante tener este poder. Son preguntas que podemos elegir las respuestas. Sentir que la respuesta al quién soy me pertenece y podemos descubrir nuestra esencia como ser humano nos empodera. Al mismo tiempo que descubrir o elegir hacia dónde vamos y para qué lo hacemos, da sentido, misión y propósito a nuestra existencia.

Yo pertenezco a una generación llamada X, es decir los nacidos entre el año 60 y 80. Lamentablemente, nos tocó vivir en un mundo en reconstrucción del que se encargaron los de la generación de los baby boomer, es decir, los nacidos después de la Segunda Guerra Mundial y hasta el año 70. Los X, fuimos educados en "hemisferio izquierdo" o, lo que es igual, en la lógica, la memoria, el raciocinio... Fue un craso error del sistema, al creer que las emociones no eran importantes en el desarrollo del individuo. Lamentablemente, crecimos con una "mochila" llena de emociones que nunca supimos manejar correctamente. Nuestro cerebro derecho pasó a no ser entrenado y dejamos atrás asignaturas que lo potenciaban. Es cuanto menos curioso, que se nos haya entrenado el hemisferio izquierdo, cuando lo que realmente te hará tener éxito en la vida, en cualquier dimensión, es el desarrollo del hemisferio derecho. O sea, la capacidad de gestionar emociones, la imaginación, la visualización de futuro y la capacidad de gestionar la frustración. Evidentemente, una correcta combinación de ambos hemisferios nos lleva a una dimensión mucho más poderosa, pues en esta combinación y buen uso de nuestro cerebro, aparece la creatividad, el estado más puro del ser humano.

Trajimos al mundo una nueva generación, la llamada generación Y, es decir, los nacidos a partir del año 80. Estos jóvenes vienen con un software nuevo, han nacido en la "era digital" y emocionalmente han aprendido de unos maestros que no sabíamos.

Esto me lleva a una conclusión personal y es que nos toca a todos, especialmente a los X, asumir que nos tenemos que entrenar y aprender a manejar nuestras emociones, no sólo por nosotros mismos, pues esto nos hará tener una vida más feliz, sino por los que vienen, por nuestros hijos, que tenemos la responsabilidad de darles una correcta educación emocional.

Afortunadamente, cada día que pasa son más los centros educativos preocupados por este asunto y, lo más importante, es que están pasando de la pre-ocupación a la ocupación. Cursos de inteligencia emocional, personal cualificado en cada centro, conferencias, talleres... muestran la inquietud y el deseo de aprender a vivir en equilibrio.

Una persona más inteligente emocionalmente es una persona que tiene más y mejores pensamientos, su cerebro tiene una actividad neuronal más sana y, en consecuencia, es más feliz. Lógicamente, una persona más feliz, aportará mas felicidad a su entorno familiar y profesional y esto, inevitablemente, se traducirá en una sociedad más feliz, que al fin y al cabo, es lo que todo deseamos.

Para llegar a este estado, lo primero que debemos de entender es que las emociones son todas buenas y necesarias, que no existen emociones positivas o negativas. Que sentirse triste es necesario y enfadarse también. Lo que podemos aprender es aquello que decía Aristóteles: "Enfadarse es fácil, pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y el modo correcto, ciertamente esto no es tan fácil".

Podemos traducir la palabra enfado por cualquier emoción: tristeza, ira, depresión, incluso miedo. Aprender a sentirlo de manera adecuada es aprender a vivir en equilibrio emocional, es decir, en "homeostasis emocional", que al fin y al cabo es lo que nos da la vida.

Te invito a que te des el permiso de sentir, de experimentar todas las emociones, que seas consciente de tu emoción la mayor cantidad de veces al día y que asumas la responsabilidad de ellas, de lo que experimentas y de sus consecuencias. Este es el primer paso para ir descubriendo el maravilloso mundo de la inteligencia emocional y de su equilibrio, de la homeostasis emocional.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios