Tribuna

Grupo Tomás Moro

Fray Albino y la Universidad

Recientemente un buen número de antiguos alumnos de nuestra Universidad Laboral se ha reunido para recordar el 50 aniversario de su creación. Han compartido recuerdos, se han felicitado de su experiencia vital por las enseñanzas recibidas en el centro, y, no sin nostalgia, pudieron comprobar su desaparición.

Convendrá mirar atrás y repasar lo que significó en una ciudad entonces sin aliento la construcción de tan magníficos edificios, de tan excelentes aulas y de tan maravillosos servicios docentes. Alguno de nosotros fue testigo aunque parcial de su inauguración cultural, al margen de la inauguración oficial político-religiosa. Fue espectacular la representación de Medea de Séneca, quien volvió a su ciudad después de muchísimos siglos de ausencia. No inferior fue la que se hizo al día siguiente en el mismo teatro griego al aire libre aún existente, ya entrada la noche, de otra obra dedicada al descubrimiento de América, titulada Más allá del mar con música (creemos) del maestro Gerardo Gombau, interpretada por la Schola Cantorum del Seminario de San Pelagio.

La inauguración oficial, según nuestras notas, fue el 5 de noviembre de 1956 y en ella participó fray Albino, quien había seguido muy de cerca el desarrollo de las obras. Alguien tomó taquigráficamente su discurso y otro alguien guardó celosamente la copia mecanografiada de sus palabras. "La bendición de una escuela -comenzó- causa siempre en el fondo de nuestro corazón un grande gozo, una gran alegría. Después de la Religión -sobre todo cuando la escuela está organizada en el espíritu de Dios- es lo que más contribuye al progreso de la humanidad, al bienestar entre los hombres". Fray Albino abría su discurso tras su larga experiencia de creación de centros educativos en el Campo de la Verdad y en Cañero. Sabía perfectamente lo que decía y el buen resultado formativo y educacional de todos sus grupos escolares.

Pero en aquella ocasión no se trataba de una escuela más. Él mismo lo destacaba al comienzo de sus palabras: "Pero aquí no se trata de una escuela cualquiera, se trata de una escuela no solamente nueva, individualmente considerada, sino nueva también desde su punto de vista específico. Algo no conocido hasta ahora, no solamente en España, sino creemos que en ninguna otra parte". Fray Albino contaba con la experiencia adquirida en sus viajes por Argentina, México, Bélgica. Italia, Alemania, Francia y Suiza. Ningún político cordobés de la época conocía más extensa e intensamente el mundo europeo y americano.¡

Para instruir a sus oyentes, fray Albino pasó a contar un hecho ocurrido a fines de octubre de ese mismo año. "Todavía no hace una semana acompañábamos a visitar estos edificios a un gran personaje norteamericano, el secretario general de la Catholic Welfare Conference, el brazo derecho, como si dijéramos, del episcopado norteamericano. Y cuando le dije si quería ver la Universidad Laboral me contestó: ¿Y qué es eso? Y aunque me esforcé en explicárselo, no logré darle a entender lo que era" (no era precisamente por su falta de conocimiento del inglés). "Entonces le propuse: Como hay tiempo todavía -aunque estaba ya casi anocheciendo- vamos a dar una vuelta por allí. Vinimos aquí y aquí más al detalle le pudimos explicar todo. Y entonces quedó maravillado y me preguntó: ¿Y de quién es esta obra, del Estado, de la Iglesia? Y le he dicho: del Ministerio del Trabajo. Es obra del Ministerio del Trabajo para levantar la clase obrera española a un nivel hasta ahora desconocido. Efectivamente, en España había un hueco muy grande que llenar en el orden de la cultura, en el orden de la enseñanza".

"Había -continúa fray Albino- una laguna muy grande entre las clases culturalmente altas, los hombres que llegaban a tener carrera mayor terminada y en condiciones de ejercerla (ingenieros, médicos, abogados, etc., etc.) y la clase baja, la que no tenía más que lo que solía llamarse instrucción primaria. Entre estas dos clases había un vacío enorme".

La Universidad Laboral, fue, pues, para fray Albino, el anuncio de la formación de una potente clase media, formada a partir de la educación técnica de los trabajadores sin cualificación alguna. Para él, era un modo de conducir la redención de los trabajadores y de sus familias para sacarlos de la pobreza y de la miseria.

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