Amores locos

‘Te estoy amando locamente’, rodada en Sevilla, se estrena hoy y es la ópera prima de Alejandro Marín

Hay quien cree, que el hecho de que nos guste una película o no, es tan subjetivo como el color preferido de cada uno. En consecuencia, los buenos largometrajes son los que nos gustan y los malos, los que no. Parece lógico, pero no es tan simple. Una película es el fruto de la suma de diferentes trabajos desempeñados por profesionales de la escritura, la dirección, la interpretación, el sonido, la iluminación, la composición musical, el diseño de decorados, el maquillaje o la elección del vestuario o el reparto; y por supuesto de la producción en conjunto de todo ello. Todos esos desempeños contienen elementos valorables con subjetividad. Un actor puede interpretar fidedignamente, o puede sobreactuar; un guionista puede escribir diálogos que describan a los personajes u otros que ralenticen el trascurso de la historia; un director puede hacer que cada escena nos cuente algo que no sabíamos, o repetir algo ya visto y conocido. En base a ello, se puede concluir que una película es buena o mala, independientemente de que nos guste o no.

Groucho Marx dijo que las películas deben de catalogarse en función de que cumplan o no con el objetivo para el que fueron creadas. Así, una comedia tontorrona que busca entretener y lo consigue, es “mejor” que una película artística y dramática, que ni conmueva, ni invente nada nuevo. Pero falta un elemento esencial para calificar a las películas: algunas son necesarias y otras muchas perfectamente prescindibles. Te estoy amando locamente, es de las primeras. Se estrena hoy y es la ópera prima de Alejandro Marín. Rodada en Sevilla, cuenta la historia de una mujer (portentosa Ana Wagener ¡que le den el Goya ya¡) que en la España de 1977 sueña con el futuro de su hijo, cuando éste es detenido por actuar en un club gay. Dista mucho de ser perfecta y sus dimensiones son modestas, pero huye de caer en el recurso fácil de las historias de amor difíciles y se centra en la transformación de una madre por amor a su hijo, logrando emocionar más que todos los thrillers y comedias que el cine español ha presentado en los últimos años. Pero por encima de cualquier otra consideración, la historia producida por Zeta es un largometraje que entretiene y conmueve al tiempo que explica de dónde venimos y donde podemos acabar volviendo. Y lo hace sin demagogia de la mano del amor al cine, la música y la vida. El resultado está por encima de las calificaciones tradicionales. Ni bueno, ni malo. Sencillamente Cine necesario.

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