Análisis

María Jesús Serrano

Diputada del PSOE-A por Córdoba en el Congreso

Si eres mujer

Si eres mujer y andas pensando qué grado elegir mientras preparas tus exámenes de Bachillerato para este segundo trimestre que se te va de las manos, quizás sepas que probablemente en el futuro no disfrutes del mismo salario que tu compañero, estudies el grado que estudies. En España, nosotras cobramos, de media, entre un 21% y 23% menos que ellos. Nos ven como mano de obra barata. Si eres mujer y viajas de vuelta a casa con alegría en los ojos porque la ecografía de hoy te anunciaba que pronto serás mamá de un niño, quizás sepas que probablemente en tu empresa, por una incomprensible especie de alergia a la maternidad, rescindan tu contrato en favor de un compañero que "no tenga distracciones en casa". CSI-F denuncia que una de cada cuatro mujeres embarazadas acaba de patitas en la calle y casi el 20% recibe presiones por parte de su empresa. España, a la cola de la UE en flexibilidad laboral. Si eres mujer y decides, mientras soplas las velas de la tarta de tu 55 cumpleaños, que es buen momento para buscar empleo ahora que los niños están grandes, quizás sepas que a esa edad el mercado laboral te verá como una anciana, inútil para cualquier trabajo. A esa edad, según la última EPA, casi 40 mujeres de cada 100 buscan empleo.

Si eres mujer y tu jefe sigue sin darte una explicación del porqué todos tus compañeros, excepto tú, ascendieron, al menos una vez, en el organigrama de la empresa durante la última década, quizás sepas que eres víctima del techo de cristal, invisible a ojos de la legislación pero palpable a simple vista. Nos quieren fuera de las fotos y los focos. Lejos de los centros de decisión. Algunos ejemplos: cinco mujeres en un Gobierno de España con 14 personas, sólo dos mujeres a lo largo de la historia han formado parte de la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo y el 21,2% de las personas presentes en los consejos de administración de las empresas del Ibex 35 son mujeres. ¿Techo de cristal? Techo de plomo. Si eres mujer y estás orgullosa de haber nacido en tu pueblo, quizás sepas que encontrar un empleo (y no hablo de un puesto de trabajo estable y de calidad) es poco menos que una odisea. En el mundo rural y pesquero, la tasa de empleo habla de que cada diez mujeres que quieren trabajar, sólo cuatro lo hacen. Y aún peor: el 70% de quienes firmaron un contrato sufren una situación de precariedad laboral, el triple que en los hombres. Por muy bonito que sea tu pueblo, ahí la condición de ser mujer penaliza. Ración doble de desigualdad. Si eres mujer y ya ni te acuerdas de la última vez que fuiste al cine, quizás sepas que algunos estudios fijan hasta en 52 minutos al día la diferencia de tiempo de ocio entre hombres y mujeres, a favor de ellos, claro. La corresponsabilidad en el ámbito familiar es aún una línea en el horizonte que se atisba lejana.

Si eres mujer y has oído que este 8 de marzo estaremos en la calle reivindicando igualdad de género, quizás sepas que será por ti, por nosotras. Por las valientes, por las luchadoras, por las fuertes, por las soñadoras, por las decididas, por las rebeldes, por las atrevidas, por las resistentes, pero también por las discriminadas, por las vulneradas, por las olvidadas, por las silenciadas. Alzamos la voz por todas para cambiar esta realidad.

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